miércoles, 30 de enero de 2013

LA LUZ AL FINAL DEL TÚNEL. John Skipp y Craig Spector



-Si quieres conocer el verdadero carácter de alguien, dale poder y observa-.
Portada del libro La luz al final del túnel, de John Skipp y Craig Spector
Edición en español (1991)


Lo que nos cuenta. En el libro La luz al final del túnel (publicación original: The Light at the End, 1986) veremos cómo un mal, tan antiguo que hasta el propio Vlad trató de ganarse sus favores, se toma unas breves y traviesas vacaciones en Nueva York que dejan como resultado una carnicería y un nuevo vampiro, Rudy, que irá descubriendo sus capacidades sin ningún tipo de guía y que actuará en función de su malsana personalidad. Pero sus actividades llamarán la atención de varios personajes.

Mi opinión. Revisión de la temática vampírica con estilo ochenteno por completo (para bien y para mal), que sin traer nueva luz al asunto sí que lo revitalizó en su tiempo mediante una apretada vuelta de tuerca a sus concepciones y tópicos estilísticos más comunes por aquel entonces. 

Novela sucia, brusca, venérea, efectista, urbana, cruenta, veloz, cruel, violenta, gamberra y cruda, que engancha mediante la exageración admisible y el humor negro indirecto, fácil y rápida de leer, con algunas escenas (que no todas) francamente muy logradas y casi cinematográficas.

Destacado. La concepción del enemigo por parte de los personajes principales, tan diferente entre ellos y tan inexperta como la del propio vampiro.

Potenciales evocados. Un plato de Andrew Vachss a la vampira; toques John Carpenter; Van Helsing protagoniza un peligroso Full Monty; Guillermo del Toro la leyó mucho, pero mucho, mucho, mucho; no busques aquí a los Cullen, que esto es otra cosa; algo de Steve Niles y Ben Templesmith.

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