-Divertida descripción de la deshumanización consumista.-
Género. Ciencia ficción.
Lo que nos cuenta. En el libro Dyscountopia (publicación original: 2012) y en 2047, tras más de treinta años de fusiones, adquisiciones y agresivas políticas de expansión, toda la superficie del mundo está cubierta por entero con un enorme centro comercial global llamado Omega-Mart y dedicado a la frenética venta al por menor de toda clase de artículos que los alienados habitantes de la Tierra consumen sin parar. Albert Zim es un jefe de planta de cuarenta años en un pequeño sector, devoto entusiasta de su trabajo (¿vida?) y de las consignas filosóficas de la empresa que dirige su existencia y la de los demás, aunque un oculto instinto de bondad y sentido común aflorará para cambiar su destino de manera inesperada y ver otro aspecto de la realidad en la que vive.
Mi opinión. Sátira cultural, social y consumista con formas de ciencia ficción distópica y humorística basada sobre todo en el diálogo chispeante, aunque con espacio para el chiste más físico, de ritmo alto que solo llegando a su parte final se desquicia durante un rato, que exagera conceptos que todos los lectores conocen, fresca, bastante bien escrita, con un protagonista suficiente y unos personajes secundarios apropiados para la propuesta entre los que destaca cierto doctor, rápida de leer, muy entretenida y con brillo propio dentro de un orden.
Destacado. Trabajo sin complejos.
Potenciales evocados. Salvando las distancias, un cruce desquiciado entre 1984 y Clerks, con toques Wilt desde una óptica que mezcla a David Brin y a John Scalzi en algunos momentos (se lo juro).