-Un vistazo imaginativo a un posible futuro próximo.-
Lo que nos cuenta. En el libro Mundos (publicación original: Worlds, 1981), en el siglo XXI comenzó la
expansión de la Humanidad fuera del planeta Tierra y se fueron estableciendo
colonias, hasta 41, de todos los tamaños y fruto de diferentes iniciativas. En
Nueva Nueva York, más conocida como Nueva Nueva y construida a partir de un
asteroide, Marianne O´Hara es una joven
habitante de cuarta generación perteneciente a una familia lineal quien, mientras
crece, va conociendo la sociedad en la que vive, las diferencias entre lugares y
la evolución de voluntades políticas de muchos estados, y termina implicándose
en los mismos. Primer libro de la Trilogía de los mundos.
Mi opinión. Entretenida novela que hace mucho hincapié
en los desarrollos sociopolíticos y religiosos de diferentes culturas al
expandirse la presencia del hombre fuera de nuestro planeta (muchas pequeñas distopías, podríamos decir), pero también con el
paso del tiempo, con tendencias Hard
sin serlo realmente, compacta en su estructura, que maneja con acierto (y
polémica, no lo ocultemos) evoluciones posibles de realidades actuales
(compartidas con el momento en el que se escribió la novela y casi más
interesantes en este preciso momento, al menos en algún caso), de ritmo suave que se
ralentiza de más en ocasiones, personajes al servicio de la trama que nos quiere
contar el autor (y de las reflexiones que nos quiere proponer, me atrevería a
decir), que va variando las herramientas narrativas que usa y que es más
exitosa (sin alardes, no nos engañemos) si se considera como un todo que si se
analizan las partes por separado (o también podemos decir que más logrado sobre
el trasfondo que sobre la propia trama individual, que según nos acercamos al
final se centrifuga en exceso).
Destacado. Algunas evoluciones sociopolíticas.
Potenciales Evocados. Puntos en común con planteamientos de Isaac Asimov o Robert A. Heinlein
sobre visiones del futuro cercano de la Humanidad, pero con desarrollos más “serios”
o, al menos, más “realistas” para nuestras visiones contemporáneas; una Podkayne Fries más
creíble.