-Continua la trama, baja la intensidad.-
Edición en español (2000) |
Lo que nos cuenta. En el libro Claudio el dios y su esposa Mesalina (publicación original: Claudius the God and His Wife Messalina, 1935), y dos años después de haber terminado
la redacción de sus memorias hasta su sorprendente aclamación como
emperador tras el asesinato de Calígula, Claudio decide seguir contando su
historia, la de su tiempo y entorno, comenzando por las peripecias de Herodes
Agripa hasta el momento del ascenso de Claudio. Segunda parte de la novela Yo, Claudio.
Mi opinión. Novela que sigue trabajando el concepto de
supuestas memorias de Claudio que, si bien sigue a grandes rasgos (no siempre)
la historiografía más comúnmente aceptada, sí que introduce ficción de cosecha propia para hilar acontecimientos que desea destacar, en la que aunque resuenan los
ecos de su primera parte entre sus páginas tiene una voz propia de menor
intensidad, tono y timbre, diluida en rumbos e intenciones, plagada de eventos
de cuya relevancia para la narración se puede dudar a pesar de que, en realidad, forman parte de un todo interesante en ese periodo de la Antigua Roma, con
personajes potentes en su planteamiento, un protagonista que ha evolucionado (y
seguirá evolucionando) hacia un ser complejo y lleno de contradicciones que
permiten ofrecer un libro entretenido.
Destacado. A pesar de todo, sigue siendo un libro
interesante, pero a la alargada sombra de Yo, Claudio.
Potenciales
evocados. Más Marguerite Yourcernar que la primera parte, pero sin los ataques de
sensibilidad, y también más Gisbert Haefs, pero menos evocador; una Agripina en la
línea de Pierre Grimal.