-Duérmete, niño… y tú,
jefe pesado, y tú, policía inoportuno, y tú, inocente…-
Edición en español (2003) |
Género. Novela.
Lo que nos cuenta. En el libro Nana
(publicación original: Lullaby, 2002) conocemos a Carl Streator, un
periodista que investiga sobre la muerte súbita infantil, síndrome que le
arrebató un hijo, para descubrir que el poema de la página 27 del libro Poemas
y rimas del mundo entero, del que se imprimieron quinientas copias, tiene
el poder de matar a aquellos a quienes odia quien lo esté leyendo.
Mi opinión. Trama loca y amena, como
la práctica totalidad de la producción del autor que, basándose en personajes
extrañamente originales que intentan encajar en un entorno que nunca sienten
como propio, suele retratar aspectos de la realidad social y/o personal desde
una focalización irreal o, al menos, muy poco probable. Y es una buena
estrategia, ya que hay temas a los que les sienta muy bien la aproximación
indirecta disfrazada de absurdo y maquillada de humor negro porque permite que,
si fuese necesario, nos sintamos más cómodos quedándonos en la superficie y no
tengamos que reflexionar al respecto.
Pero también es cierto que
las herramientas que usa el autor no serán del agrado de todos los lectores,
ya que la prosa corta y plagada de repetitivas variaciones de un mismo tema no
es para todos los gustos. Ni la escabrosidad de escaparate. Ni la ironía
voluntariamente burda por momentos. Ni la venganza del inadaptado del que tal
vez se reía usted a sus espaldas. Ni las afirmaciones demasiado agudas, que no
por ciertas son menos desagradables de escuchar. Ni en general, el exceso, que
puede cansar a algunos.
Destacado. La retorcida imaginación
del escritor, marca de la casa. En especial, la estrategia comercial de bienes
raíces.
Potenciales evocados. El propio Palahniuk
(porque tiene un estilo muy propio y reconocible, que ya es muchísimo mérito);
por citar a otro, Bret Easton Ellis, pero menos académico y más luchador de Vale tudo
sin reglas.