-Ficción realista, inmisericorde y sucia.-
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| Edición en español (2000) |
Lo que nos cuenta. En el libro La batalla (publicación original: La Bataille, 1997), cinco días antes del comienzo de la batalla de Aspern-Essling, un Napoleón que ya ofrece síntomas de desgaste físico trata de planificar el cruce del Danubio tras el reciente desastre durante su primer intento. Ahora quiere asegurarse de que no vuelva a suceder nada que interrumpa sus planes y a Viena llegan tropas para desplegarse correctamente para el cruce, bajo supervisión directa del emperador. Entre esas fuerzas hay muchos militares cuyas actitudes y comportamientos reflejan muy bien muchas de las sensaciones en la Grande Armeé y quizás en la propia Francia. Primer libro de la trilogía Fin del imperio, pero que puede leerse de forma independiente.
Mi opinión. Visión novelada de los hechos que desembocaron en la conocida batalla del 21 de mayo de 1809, bastante famosa en las Guerras napoleónicas, y del desarrollo de la propia batalla que terminó al día siguiente, con mucho de ficción particular dentro del cuadro histórico general, que hace un retrato de Napoleón (que, siendo una figura principal, no es el protagonista) interesante ya que apoya muchos de sus comportamientos militares en la época que lo alejaban de la cirugía y lo acercaban a la casquería, narrado en una tercera persona coral que permite recorrer el amplio abanico de sentimientos, temores y visiones de los participantes del bando francés y que puede extrapolarse quizás a los del propio imperio francés de la época, que conocemos a través de unos personajes (unos ficticios y otros históricos) a los que podemos entender muy bien en su situación y que nos transmiten tanto glorias como miserias, muy humana dentro de lo bélico de la propuesta, novela muy rápida de leer y, sin duda, interesante.
Destacado. Aunque solo se trata un bando en profundidad, se comprende a la perfección la masacre que tuvo lugar tanto en el lado francés como en el austriaco.
Potenciales Evocados. Ciertos aires de La sombra del águila, sin deslizarse al humor, pero con mayor alcance y empaque en todos los sentidos; el autor siempre manifiesta haber querido acercarse (léase “homenajear”) a Honoré de Balzac y, aunque se ve con claridad la intención, nos ofrece otra cosa mucho más contemporánea.