martes, 4 de marzo de 2014

EL LADRÓN CUÁNTICO. Hannu Rajaniemi

-Fondos de otra época, formas y conceptos actuales mirando hacia delante.- 
Portadad del libro El ladrón cuántico, de Hannu Rajaniemi
Edición en español (2013)

Género. Ciencia ficción.

Lo que nos cuenta. En el libro El ladrón cuántico (publicación original: The Quantum Thief, 2010) conocemos a Jean le Flambeur, un legendario ladrón que se pudre en una extraña, pero funcional, prisión de la que se fuga con la ayuda de Mieli y su nave Perhonen, una pareja que trabaja para un empleador no identificado con mucha ascendencia sobre Mieli y que desea usar las habilidades del ladrón. Pero Jean tiene muchos problemas de memoria/personalidad que deben solucionarse antes de emprender cualquier trabajo. Primer libro de la serie Jean le Flambeur.

Mi opinión. Novela de ritmo vertiginoso (roto con frecuencia por flashbacks de discutible necesidad) y conceptos de trasfondo tan abundantes como atractivos, que toma riesgos muy valientes como dejar que sea el lector quien vaya entendiendo esos conceptos por su cuenta (algo que agradezco, y mucho, a nivel personal, pero que me consta que no es algo que se valore en demasía por lo general), que ofrece usos de lenguaje, virtualidad, socialización, agrupamientos y combate poco comunes, que navega entre lo farragoso y el preciosismo por momentos y con independencia de la pertinencia del uno y de la necesidad del otro, de hechuras pícaras y aventureras bajo ropajes Hard dinámicos y de cierto exotismo, personajes más al servicio de la idea que de la propia trama que engorda, adorna y retuerce lo simple, dispersa en direcciones por la inclusión de infinidad de pequeñas subtramas y bastante entretenida si se consigue “comprar” la peculiar y arrojada propuesta.

Destacado. Que empieza a su ritmo y el lector debe adaptarse al libro sobre la marcha.

Potenciales Evocados. En la contraportada, Charles Stross cita a Greg Egan, Alastair Reynolds y Ted Chiang como referencias de esta obra, lo que es curioso porque, además de que dichas referencias no son demasiado acertadas en realidad (o al menos no lo son para este lector), se parece más al propio Stross en la segunda parte de Accelerando, cruzado con Robert A. Heinlein sin dar cátedra, con Dan Simmons por su riqueza en los trasfondos mediante lo entrevisto nada más, con instantes Alfred Bester conteniendo su pesimismo y con toquecitos de humor a lo Jack Vance.

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