 |
| Edición en español (1995) |
Género. Ciencia ficción.
Lo que nos cuenta. En el libro La Tierra permanece (publicación original: Earth Abides, 1949) y en la Norteamérica de los años cuarenta, Isherwood Williams, conocido como Ish, lleva más de un año alejado de la civilización haciendo investigaciones de campo para su tesis La ecología de la zona de Black Creek. La mordedura de una serpiente lo enferma tanto como para tener que acercarse al pueblo más cercano tras pasar unos momentos de gravedad, pero al llegar allí descubre que algún tipo de epidemia ha arrasado la raza humana. Mientras comienza a viajar, entra en contacto con algunos supervivientes que han decidido afrontar la nueva situación, cada uno a su manera.
Mi opinión. Novela escrita con cariño y cuidado, entretenida y con tendencias intimistas que, aunque ha envejecido bien, afronta la temática desde esquemas radicalmente distintos a los actuales y eso puede afectar al lector, que interpreta los acontecimientos resultantes del fin de nuestra civilización desde una perspectiva acorde con los tiempos, cultura y sociedad del autor, pero además tratando de proponer evoluciones de la situación sensatas y razonables, que huye de lo cruento hacia los brazos de cierto positivismo teñido de pequeños toques de amenaza contenida a varios niveles, de ritmo pausado y hechuras “cómodas”, un personaje principal bastante bien retratado y muy humano (incómodo para el lector muchas veces), secundarios más difusos, pero totalmente creíbles, fácil de leer sin ser sencilla en realidad y clásico del género para muchos lectores.
Destacado. Muy diferente a la mayoría de propuestas sobre el tema.
Potenciales evocados. Los momentos más domésticos de Apocalipsis; instantes de El canto del cisne, pero poquitos y huyendo de la trama fantástica; alguna sensación de La carretera en ciertos pasajes concretos, pero más esperanzadora, menos hostil y sin el asedio de los elementos.