Género. Ciencia ficción.
Lo que nos cuenta. En el libro Deus Irae (publicación original: Deus Irae, 1976) la religión de los Siervos de la Ira, basada en la
existencia de un dios feroz, colérico y furioso, se ha impuesto en una
Norteamérica devastada por la Tercera guerra mundial, mientras que la de los
cristianos se va diluyendo. La nueva religión adora al Dios de la Ira, Carleton
Lufteufel, secretario de la Administración de Investigación y Desarrollo de la
Energía de los EEUU en los años ochenta y responsable de la destrucción casi
completa de la civilización. Tibor McMasters es un inc (en su caso, un
focomélico con implantes cibernéticos) con un don para la pintura y al
que se le encarga un mural con la cara del Dios de la Ira; pero una fotografía
no es suficiente para su arte, por lo que deberá emprender una pere (viaje) para
encontrar al Deus Irae y poder ofrecer una verdadera muestra de su habilidad
pictórica.
Mi opinión. Novela de trasfondo interesante (más cuando se escribió, todo hay que decirlo), pero ofrecida con
cierta falta de tensión narrativa, ocurrente a la hora de ir desplegando los
elementos que la conforman, con cierto humor en sus páginas, pero nada obvio y
sí tan agrio como melancólico, que podría verse como un ensayo novelado sobre los
orígenes de la religiones y cómo han afectado a las sociedades, de ritmo
pausadísimo, pero rápida de leer por su corta extensión, con
momentos que bordean el absurdo surrealista en un entorno posapocalíptico, curiosa si se tiene
interés en la historia y evolución del (sub)género, pero lejos de lo más destacado en la producción de sus autores.
Destacado. Que la peripecia de cómo estos dos escritores
acabaron colaborando para escribir este libro tiene su gracia y además resulta
bastante ilustrativa, sobre Dick en especial.
Potenciales Evocados. Mezcla extraña
de El doctor moneda sangrienta (hasta tiene algún personaje con similitudes
muy extremas), El gran C (ocurre lo mismo con otro personaje, aunque la deriva
de la trama es diferente), A cabeza descalza (por aquello de la percepción
alterada del entorno y la realidad por efecto de drogas) y de Cántico por Leibowitz (por el desarrollo de la religión a partir de situaciones sociopolíticas previas a la catástrofe).