-Antología de relatos muy diferentes y cuyos
escritores han seguido, curiosamente, muy distintas suertes literarias.-
Lo que nos cuenta. El libro El festín de las máscaras (publicación original: Masques III, 1989) es una antología de treinta y tres trabajos breves de terror
(relatos y poesías), todos entretenidos por mucho que la calidad sea irregular,
seleccionados por J. N. Williamson y todos escritos para esta antología, que
quiere ofrecer muestras de trabajos de ese tiempo que se podían englobar en
los cuentos de miedo “clásicos” o en lo que se conoció como “nuevo terror” (o
también Splatterpunk), o en el género
basado en lo psicológico/fantástico o, por último, el basado en criaturas o
personajes (muchos "o", ¿no?).
Mi opinión/Destacado/Potenciales Evocados.
- Vagabundo (Ed Gorman): vuelta de tuerca al concepto de
la chica de la curva, modernizado de distintas formas, rápido de leer y dejando
sensaciones encontradas.
- Reflejos (Ray Russell): breve aproximación al mito del
vampiro mezclando la autodefensa, la alienación (tal vez) y la pena de amor.
- La familia feliz (Melissa Mia Hall y Douglas E. Winter): relato tan frío como logrado, con el asesino psicópata muy
familiar como protagonista, de buen ritmo y agradable de leer.
- El albergue Gota de Rocío (D. W. Taylor): aproximación
al purgatorio (o a un tipo especial de inferno, podría ser también), más
logrado en lo psicológico que en lo dramático.
- Refracciones (Thomas Millstead): otro de los trabajos
que usa lo psicológico para armarse, que mezcla muy bien lo sexual con lo
criminal (la penetración de un cuchillo en la carne es bastante simbólica al
respecto ¿no?) pero que, a la vez, ofrece un relato bastante elaborado en
su trama.
- El concurso (Adobe James): gran relato, entre lo más
destacado en esta antología porque, primero, me parece muy original en cuanto a lo que
nos ofrece (o más bien en cómo nos lo ofrece), segundo, está bastante bien
escrito y, tercero, porque despista bastante al lector que no se ve venir lo
que cuenta (solo he visto algo parecido de la mano de Neil Gaiman en uno de los
primeros números de The Sandman, pero se queda corto en la idea del "concurso" comparado con lo que nos
muestra este cuento).
- Mejor que uno (Paul Dale Anderson): trabajo que hace
horror jugando con la personalidad múltiple (no digo más…) y con los tumores,
rápido, logrado y entretenido.
- Por siempre jamás (Graham Masterton): vuelta de tuerca
romántica y dramática a lo Z (no con total exactitud, en realidad, pero sí en cierto modo…
ya me entenderán los que lo lean…), con importantes resultados emocionales
y más resultadista al final de lo que cabía esperar.
- Declaración de amor de Prometeo al buitre (Alan Rodgers): poema que, como los habituales lectores del blog saben, no es mi
género más manejado (estoy en ello, veremos qué pasa con el tiempo) y por lo
tanto no voy a reseñar.
- Labios largos (R. Patrick Gates): humor negro, chistes
escabrosos, sexo contenido a duras penas y la búsqueda de alguien que mata a sus víctimas
asfixiándolas con el pene, por lo que habrá que poner un cebo a la altura del desafío…
¡Qué más puedo decir!
- Pecadores (Ralph Rainwater, Jr.): gamberrismo,
irreverencias y resultados negativos en un trabajo efectista muy rápido de
leer.
- El desayuno del domingo (Jeanette M. Hopper): tensiones y problemas familiares, agresividad y malestar que, gracias a Dios,
el canibalismo puede solventar.
- La escalera (Wayne Allen Sallee): uno de esos
ejercicios que trata de contener lo más Splatter del Splatterpunk y trabajar
más la narrativa contemporánea.
- Cuchi-cu (Mark McNease): incidente desagradable en un autobús
con todos los ingredientes (no siempre exitosos) de lo que se llamó “nuevo
terror” en su época.
- El wulgarú (Bill Ryan): Splatterpunk contenido, en
localizaciones poco habituales y con personajes no muy manoseados tampoco por el (sub)género, rápido de leer,
contemporáneo, narrado con frescura y libertad pero… no sé si logrado en esta
antología.
- El hombre más afortunado del mundo (Rex Miller):
relato que trae a un personaje del autor no muy conocido en castellano (y no es
que sea conocidísimo en su idioma original, pero algo más sí) para ofrecer un
trabajo basado en lo que suponemos que va a pasar.
- La muñeca sin huesos (Joey Froehlich): otra poesía, y
ya saben mis limitaciones, estimados lectores.
- El cráneo (Diane Taylor): trabajo de horror
psicológico muy desagradable y logrado por aquello de dejar los detalles al
lector y solo ofrecer el marco general (repulsivo de por sí), interesante,
bien narrado y destacado en la antología.
- En la calle Cuarenta y Dos (William F. Nolan): relato
de horror fantástico con esas salidas que se hacen durante algunos viajes de
negocios como telón de fondo.
- A salvo (John Maclay): terapia de choque contra miedos
propios e íntimos narrada con cuidado.
- Todo menos los lazos eternos (Gary A. Braunbeck): una
relación paterno-filial llevada al extremo del horror, rápida de leer y algo
efectista.
- Papá es muy listo (Mort Castle): destacado, corto,
intenso desde lo simple, horrible en la idea que se basa en el "síndrome del
príncipe destronado" apoyándose en las actividades que muchas veces
llevamos a cabo los adultos sintiéndonos muy listos.
- Cuando la pared llora (Stanley Wiater): aborto, horror
e inmigración en un cuento asfixiante y logrado.
- Regreso a la selva mutante (Bruce Boston y Robert Frazier): poesía, así que ya saben…
- Los Willies (James Kisner): crítica social mediante
una situación y un personaje (y sus miedos) que tal vez se podían haber puesto, por poquito,
en la sección de Splatterpunk.
- La apuesta (K. Marie Ramsland): otro de los relatos
pesados y asfixiantes en la propuesta, con aires “lovecraftianos” actualizados.
- Elegido (G. Wayne Miller): cuento con clarísimas
influencias de Philip K. Dick, pero más simple en lo narrativo.
- Esos Snay calvos (Joseph A. Citro): interesante trama, que juega con lo que el lector cree que se ve venir, rápido de leer y
también destacado en la antología.
- Madre e hijo (Steve Rasnic Tem): horror (o quizá
esperanza, según se mire) de carácter psicológico con el encuentro en un vagón
de carga de dos personas con más en común de lo que esperan.
- Mata por mí (John Keefauver): horror basado en la
exagerada parodia terrible de la forma en la que mucha gente educa(mos) a los niños.
- Afeitado y corte de pelo, dos mordiscos (Dan Simmons): otro de los relatos destacados de la antología, muy bien escrito (como acostumbraba
a hacer el autor en aquella época, fuera el que fuera el género que tocase),
llamativo y malsano a su manera.
- El jardín de las orquídeas (Amanda Russell): poesía…
- De la ausencia, la oscuridad y la muerte: cosas que no
existen (Ray Bradbury): también poesía, lo siento…