martes, 14 de octubre de 2014

LAS ISLAS DEL VERANO. Ian R. MacLeod

-Tres trabajos tan diferentes como interesantes.-

Portada del libro Las islas del verano, de Ian R. MacLeod
Edición en español (2008)
Género. Relatos.

Lo que nos cuenta. El libro Las islas del verano (publicación original: The Summer Isles, 2005) ofrece tres relatos del autor (dos de ellos bastante largos) que nos presentan, respectivamente, una ucronía con fondo tan emotivo como político, un crepúsculo personal con el programa SETI de fondo y la parte más íntima de la figura de una mujer legendaria en un futuro lejano, los tres escritos entre 1998 y 2001, siendo el primero de ellos, que da nombre a este libro, premiado tanto primero como relato como después cuando fue extendido a novela.

Mi opinión. Agradable muestra de la producción corta del autor que presenta tres trabajos distintos en trasfondo e ideas, pero los tres muy bien escritos y, dos de ellos, muy atractivos porque hacen ciencia ficción de una forma que, sin prescindir de las ideas (como debe de ser en el género, ¿no?) incide en los personajes y sus experiencias de una forma que es tan bella como efectiva ya que consigue tanto forjar antihéroes poderosos (o más bien protagonistas impensados) en situaciones que los superan como que el lector forje empatías con personajes muy bien construidos de perfil, experiencia y situación muy diferente a la nuestra, de ritmos suaves y contenidos de poderosa sensibilidad en muchos sentidos, muy bien escrito, insisto, de tramas interesantes reforzadas por lo narrativo porque en lo técnico un ejemplo para otros y, en resumen, una obra muy gozosa de leer.

Destacado. Lo bien que escribe MacLeod, de verdad.

Potenciales Evocados. Para Las islas del verano, un cruce entre Patria y El vampiro de la calle Méjico cambiando tiempos y lugares; para Nueva luz sobre la ecuación Drake, cariñoso homenaje a la ciencia ficción a su manera desde el desencanto de Bukowski, pero sin sus formas en absoluto, más cercanas a las de Cormac McCarthy en realidad; para Isabel de la Caída, ecos de Angélica Gorodischer.

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