viernes, 26 de junio de 2015

CIBERFICCIÓN. Varios autores

-Extraña selección a tenor del supuesto objetivo de la misma.-

Portada del libro Ciberficción, de varios autores Género. Relatos.

Lo que nos cuenta. El libro Ciberficción (publicación original: 2001), con prólogo de Ricardo Bernal, es una antología de cinco trabajos breves de cuatro autores muy diferentes con la intención de rastrear los orígenes de la corriente literaria Cyberpunk que, a comienzo de los ochenta, revitalizó la ciencia ficción con su propuesta sucia, noir e hipertecnológica que mezclaba software, carne, metal y virtualidad, pero eligiendo para ello unos relatos que, por más que brillen de forma aislada, tal vez no terminen de casar fluidamente con la intencionalidad de la antología.

Mi opinión/Destacado/Potenciales Evocados.

    - La segunda variedad (Philip K. Dick, 1953): uno de los relatos más famosos y conocidos de Dick, incluido en la recopilación del escritor La segunda variedad, un trabajo difícil de olvidar que se aleja de la preocupación más frecuente en la producción de Dick (¿qué es real?) para acercarse a otra también recurrente (¿qué está vivo?), que hay que interpretar con mucho interés y ganas para ver su conexión natural (si es que la hay realmente) con el objetivo de la recopilación, algo alargado, muy bien llevado y bastante interesante.

     - La muchacha que estaba conectada (James Tiptree Jr., 1974): trabajo de la autora (de la que hablaremos aquí en mayor extensión dentro de no mucho tiempo) que se adelantó de manera extraordinaria a sus contemporáneos mediante sus ideas de virtualidad remota y control, publicidad mediante Product Placement de celebridades creadas para ello y, además de todo eso, un estilo narrativo rompedor y casi inimaginable en su época.

    - Perdido en el banco de memoria (John Varley, 1980): interesante trabajo, reseñado ya en este blog como parte de la recopilación de trabajos cortos del escritor La persistencia de la visión, que sí podría generar ondas de Cyberpunk más tarde por su tratamiento de conciencias humanas almacenadas en soporte digital pero que, siendo justos con su atmosfera y narrativa, quizá llegó más lejos y aportó mucho más a la corriente transhumanista que al propio Cyberpunk.

    - Regiones apartadas (William Gibson, 1981): relato del padre del Cyberpunk para unos y abanderado del Cyberpunk para casi todos, pero que no trabaja de ese subgénero más que la narrativa fría, seca, tecnológica y al borde de la deshumanización, sino que prefiere hacer un ejercicio de contacto con otras inteligencias que no podemos entender y, por tanto, pagamos un precio importante como individuos, ofreciendo quizá la versión PsicoAntiSpaceOpera de Pórtico con sensaciones de Visión ciega, pero sin dejarse llevar.

    - Quemando cromo (Wiliam Gibson, 1982): relato que es casi el ejemplo perfecto de Cyberpunk al manejar ambientes sucios urbanos futuristas, asaltos a bancos de datos virtuales mediante navegación informática bajo la amenaza de contramedidas, tonos noir, delincuencia organizada, implantes y miembros ortopédicos avanzados, todo contado mediante estilos funcionales y fríos.

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