viernes, 29 de agosto de 2014

ÁLAVA EN WATERLOO. Ildefonso Arenas

-Propuesta muy poco común en el panorama literario español.-

Portada del libro Álava en Waterloo, de Ildefonso Arenas
Género. Ensayo (pero novelado, eso sí y solo en mi humilde opinión. Sigan leyendo para entender la clasificación).

Lo que nos cuenta. El libro Álava en Waterloo (publicación original: 2012) es un repaso de algo más de un año, entre noviembre de 1814 y diciembre de 1815 (más una coda que muestra el destino de algunos personajes) plagado de situaciones y acontecimientos muy importantes en el devenir histórico de Europa en el seno del ocaso de las Guerras napoleónicas y con el militar español Miguel-Ricardo de Álava y Esquivel como excusa (que no como hilo conductor).

Mi opinión. Densa, entretenida, minuciosa, larga, detallista, sin complejos y valiente obra (por aquello de moverse por senderos muy poco transitados en lengua española, con el riesgo que el libro e incluso el autor corren al hacerlo, y a buen entendedor…) que bajo el disfraz de una aparente novela histórica ofrece algo muy distinto y que en mi opinión es más un ensayo con apariencia de novela sobre los antecedentes sociopolíticos que llevaron al Imperio de los cien días, a Waterloo y a lo que pasó justo después en Europa, usando a una figura histórica española poco conocida y de importancia relativa general (pero bastante alta en situaciones concretas) como excusa para presentarnos a otros personajes de mayor calado (algunos poco famosos) cuyas acciones tuvieron mucho que ver con lo que pasó durante aquel tiempo e incluso con ecos contemporáneos a nivel de geopolítica europea.

Aunque, en el gran marco histórico, el libro siga las convenciones más aceptadas y comunes, el autor decide deslizar aquí y allá opiniones sobre individuos y situaciones (vertidas como opiniones de los personajes, algo útil en la narración y útil fuera de ella, por si acaso…) que unas veces parecen intentar provocar, otras divertir, otras señalar enormes verdades incómodas mediante el humor (así se suelen tragar mejor esas píldoras tan amargas) y la ironía (un recurso difícil porque puede confundir, aunque si se conoce el periodo se capta muy bien) e incluso en ocasiones relativiza grandes cosas o magnifica otras pequeñas (sin inventarlas en realidad o, si lo hace, no es para alterar de forma significativa la historia), pudiendo crear sensaciones encontradas al hacerlo, pero que deberían verse desde el prisma del enorme conocimiento de la época y sus principales actores que aparenta Arenas para no magnificar cualquier posible desacuerdo puntual entre lector y escritor, que puede abrumar a los que lleguen despistados a su lectura, pero que entretendrá y gustará a los que conozcan el periodo final de las Guerras napoleónicas y lo disfruten con gula.

Destacado. Este tipo de trabajos, o más bien este tipo de orientaciones de los mismos, son muy escasos entre autores españoles.

Potenciales Evocados. Toquecitos diluidos del Reverte más humorístico, mezclados con la visión general sobre Waterloo de Peter Hofschröer (y toreando lo más conflictivo mediante las opiniones y acciones de los personajes) y la narración de la propia batalla de forma parecida a Alessandro Barbero con menos intención operacional y más táctica (y política).

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