-Más allá de lo que puede provocar su fondo, importante trabajo
técnico.-
Lo que nos cuenta. En el libro El hijo del acordeonista (publicación original: Soinujolearen semea, 2003) y en septiembre de 1957, en la escuela del pueblo de Obaba, David y Joseba se
conocen. En septiembre de 1999, David ha muerto en California y Joseba, junto a
la esposa norteamericana del fallecido, contempla cómo esculpen el epitafio de
David en su lápida. Joseba lleva ya un mes allí y ha tenido tiempo de charlar
con David antes de morir, unas conversaciones que están muy presentes en su
mente. Además, ha descubierto que David dejó escrito un libro en euskera
llamado El hijo del acordeonista. Joseba decide escribir un libro basado en
el trabajo de David, pero añadiendo sus propias palabras.
Mi opinión. Visión novelada desde una
perspectiva personal e íntima de diferentes aspectos de la vida y de conceptos
universales sobre un fondo de setenta años de vivencias (subjetivas y
objetivas) en el País Vasco, entre la saga familiar desde aspectos costumbristas culturales y la visión socio(más)-política(casi menos) de una
época, que salta entre tiempos y situaciones, escrita con mucho cuidado y
atención (incluyendo lo confuso), sensible pero de forma selectiva, que alterna
entre lo denso y lo diluido en muchos sentidos, de personajes bastante bien
construidos en general pero arquetípicos desde el punto de vista del decorado
de fondo y posicionados a la perfección, que generaran reflexiones e incluso
posicionamientos recíprocos entre los lectores.
Destacado. Un considerable
trabajo técnico.
Potenciales evocados. Cruce
de bellas formas entre momentos Tasio, momentos Días contados, algún aire a
instantes de La sombra del diablo aderezados con toques de The wind that
shakes the barley pero introducidos en una mezcla imposible de Ander eta Yul y Obabakoak.