lunes, 9 de septiembre de 2013

EL HIJO DEL ACORDEONISTA. Bernardo Atxaga

-Más allá de lo que puede provocar su fondo, importante trabajo técnico.-

Portada del libro El hijo del acordeonista, de Bernardo Atxaga
Edición en español (2004)
Género. Novela.

Lo que nos cuenta. En el libro El hijo del acordeonista (publicación original: Soinujolearen semea, 2003) y en septiembre de 1957, en la escuela del pueblo de Obaba, David y Joseba se conocen. En septiembre de 1999, David ha muerto en California y Joseba, junto a la esposa norteamericana del fallecido, contempla cómo esculpen el epitafio de David en su lápida. Joseba lleva ya un mes allí y ha tenido tiempo de charlar con David antes de morir, unas conversaciones que están muy presentes en su mente. Además, ha descubierto que David dejó escrito un libro en euskera llamado El hijo del acordeonista. Joseba decide escribir un libro basado en el trabajo de David, pero añadiendo sus propias palabras.

Mi opinión. Visión novelada desde una perspectiva personal e íntima de diferentes aspectos de la vida y de conceptos universales sobre un fondo de setenta años de vivencias (subjetivas y objetivas) en el País Vasco, entre la saga familiar desde aspectos costumbristas culturales y la visión socio(más)-política(casi menos) de una época, que salta entre tiempos y situaciones, escrita con mucho cuidado y atención (incluyendo lo confuso), sensible, pero de forma selectiva, que alterna entre lo denso y lo diluido en muchos sentidos, de personajes bastante bien construidos en general, pero arquetípicos desde el punto de vista del decorado de fondo y posicionados a la perfección, que generaran reflexiones e incluso posicionamientos recíprocos entre los lectores.

Destacado. Un considerable trabajo técnico.

Potenciales evocados. Cruce de bellas formas entre momentos Tasio, momentos Días contados, algún aire a instantes de La sombra del diablo aderezados con toques de The wind that shakes the barley, pero introducidos en una mezcla imposible de Ander eta Yul y Obabakoak.

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