Género. Relatos.
Lo que nos cuenta. El libro Relatos de vampiros (publicación original: 2010) ofrece cuatro relatos, uno casi una novela corta, con diferentes visiones del concepto
del vampiro como eje común y cada uno con su visión personal al respecto,
con aires de antaño y los cuatro sorprendentes o por quién lo escribe o por su
valor intrínseco (o en el propio subgénero o, en un caso, en la producción del
autor).
Mi opinión/Destacado/Potenciales Evocados.
- La muerta enamorada (Théophile Gautier, 1836): el
relato más largo de la antología, casi una novela corta, muy conocido en su
temática, en el que un sacerdote entrando en la vejez echa la vista atrás para recordar cuando estuvo enamorado, de aires góticos bien llevados, muy bien
escrito para y por el género, agradable y sin sorpresas.
- Vampiro (Emilia Pardo Bazán, 1901): breve joyita sobre
un anciano y su jovencísima prometida, más ilustrativo sobre usos y costumbres
en una época (y en el fondo, fondo, fondo, hasta de alguno de los de ahora,
también) que estrictamente fantástico (aunque también se podría ver así si se
quisiera), muy agradable de leer desde su fina ironía costumbrista sobre lo
espantoso que se estilaba entonces.
- La aventura del vampiro de Sussex (Arthur Conan Doyle,
1924): la visión del asunto desde lo “holmesoniano”, cuando un despacho de
abogados pide al detective que ayude a uno de sus clientes en un caso de
vampirismo, conocido en la producción de Doyle, sin sorpresas para sus
seguidores y que sigue con fidelidad los guiones habituales del autor.
- Thanatophobia (Rubén Darío, 1925): trabajo breve,
inquietante, molesto, decadente, incómodo y mil cosas más, pero todo desde el
punto de vista de la trama, que no el narrativo, al contrario, sobre los
recuerdos de un hombre respecto a la nueva esposa de su padre, agradable de
leer y toda una curiosidad en la producción del conocido y respetado autor.