-La ciencia
ficción debería ignorar fronteras, pero la industria suele recordarlas con
demasiada frecuencia (dentro y fuera de esas fronteras, claro).-
Lo que nos cuenta. El libro Los viajeros (publicación original: 2010) ofrece dieciocho relatos seleccionados por Bernardo Fernández Bef (con un interesante y sensato criterio a la hora de elegirlos, tal y como
lo explica en el prólogo, por mucho que estén entre sus favoritos personales),
con epílogo de Alberto Chimal, y que nos llevarán a conocer, entre otros
asuntos, el final del universo, un par de situaciones postapocalípticas, un par
de viajes en el tiempo con razones y voluntades muy distintas, el control de
población mediante duelos infantiles o androides como herencia de la humanidad.
Mi opinión/Destacado/Potenciales
Evocados.
- La pequeña
guerra (Mauricio-José Schwarz, 1984): distopía futurista, la versión más
gladiadora de Los juegos del hambre, intensa, lograda, y con un giro final de
aparente levedad pero que le da otra óptica a lo leído.
- Un hombre es un
hombre (Gabriel Trujillo Muñoz, 1998): la versión más íntima y cercana de
asuntos tratados en trabajos como Herederos del perisferio.
- Los motivos de
Medusa (Gerardo Horacio Porcayo, 1991): interesante trabajo que nos va
preparando desde el principio para su ambiciosa conclusión, sin que nos demos
cuenta gracias a la labor del escritor, trabajado en la parte emocional y
logrado.
- El viajero
(José Luis Zárate, 1988): subgénero como excusa para un relato
“existencialista”, tal vez un poco alargado para su rumbo pero con algo
distintivo dentro de que camina senderos muy recorridos ya.
- …Y el ovni cayó
(F. G. Haghenbeck, 2006): relato también conocido por el subtítulo El evento Ros-Huelittan, un trabajo que
demuestra que, por mucho que las formas y la intención localicen de manera
clara una trama, hay cosas que van más allá y pueden entenderse en cualquier
sitio gracias al divertido acercamiento rural y “agrosocial” tan reconocible (o dicho de otra forma, un ejercicio dentro del equivalente mexicano del subgénero español " de cachava y boina").
- Un juguete para
Justine (Antonio Malpica, 2010): búsqueda de la felicidad propia y ajena
mediante tecnología, un trabajo de sensibilidad madura y que se aproxima al
subgénero de forma indirecta pero con éxito narrativo.
- El año de los
gatos amurallados (Ignacio Padilla, 1994): escena postapocalíptica agobiante en
el escenario y en los comportamientos, horror de primera categoría sin recurrir
a efectismos (casi), bastante notable en su propuesta.
- Ruido gris
(Pepe Rojo, 1996): relato Cyberpunk de buen ritmo pero un poquito alargado, que
recurre a un protagonista cuyo trabajo siempre está de fondo en esa corriente
de la ciencia ficción pero que no suele traerse a primer plano de la trama,
tenso e interesante.
- El ascenso
(Cecilia Eudave, 2010): atmósferas de Y he llegado a este lugar por caminos errados para una trama tipo Philip K. Dick, aunque con tonos de cálidos a lo
Munro.
- Se ha perdido
una niña (Alberto Chimal, 1998): muy agradable de leer, cuidado, que podría ser
la versión más “seria” y “de alcance” de un trabajo de Kelly Link.
- La hora de las
luciérnagas (Karen Chacek, 2010): relato que podría tender un puente entre la
narrativa “generalista” y el subgénero, más sugerente que directo, interesante
y agradable de leer.
- Las últimas
horas de los últimos días (Bernardo Fernández Bef, 2004): escenario apocalíptico al servicio de un trabajo
sencillo y sin sorpresas pero con un poso de recuerdos y sentimientos al fondo,
muy al fondo.
- Radiotekhnika
cantina (Gerardo Sifuentes, 1998): espiritualidad Cyberpunk en entornos de bar
“suciofuturistas”, con buen ritmo y atmósfera muy lograda.
- El duelo
(Rodolfo J. M., 2004): la versión corta, nihilista y existencialista de
conceptos vistos en Leyes de mercado y El club de la lucha.
- Instantáneas
F&D (Édgar Omar Avilés, 2009): Ejercicio técnico muy interesante, quizá el
más “valiente” y “arriesgado” de la recopilación, que se combina con una prosa
tan poética como específica para contarnos una historia desde “flashes” o
“instantáneas”.
- Futura Nereida
(Gabriela Damián Miravete, 2010): otro de los ejercicios llamativos desde lo
técnico, que mezcla la temporalidad con el homenaje a los libros y la lectura,
con mucha sensibilidad en sus páginas.
- Paralaje
(Rafael Villegas, 2010): a partir de un hecho histórico no muy conocido, casi más
un ejercicio de narrativa contemporánea que de subgénero en realidad.
- La otra orilla
(Orlando Guzmán, 2010): mezcla de ciencia ficción Hard, poesía de fondo y
sensibilidad tan viajera como individual en un texto que parece distinto a los
demás pero que, diría yo, resume a la perfección el leitmotiv de la antología.