viernes, 17 de octubre de 2014

HISTORIAS FUTURAS. ANTOLOGÍA DE LA CIENCIA FICCIÓN ARGENTINA. Varios autores

Portada del libro Historias futuras. Antología de la ciencia ficción argentina, de varios autores-Desde el academicismo convencional.-

Género. Relatos.

Lo que nos cuenta. El libro Historias futuras. Antología de la ciencia ficción argentina (publicación original: 2000) ofrece catorce trabajos breves de doce autores argentinos agrupados en una antología que supuso un repaso casi cronológico de algo más de un siglo del país en la ciencia ficción y en el formato corto, constituida por trabajos y escritores cuya elección permite ofrecer, en conjunto, una propuesta correcta y canónica que huye de riesgos para jugar sobre seguro, al menos de manera potencial.

Mi opinión/Destacado/Potenciales Evocados.

    - Horacio Kalibang o los autómatas (Eduardo L. Holmberg, 1879): un ejemplo de los trabajos pioneros en el país y en el género (aunque el relato transcurra muy lejos de Argentina), con formas adecuadas a su tiempo (aunque algo arcaicas ahora), pero un fondo avanzado entonces y al borde del Steampunk, sin serlo, quizás el precursor de Espectáculo de marionetas de Fredric Brown sin alienígenas.

     - Un fenómeno inexplicable (Leopoldo Lugones, 1906): otro trabajo pionero que prefiere hacer género mediante lo que, tal vez, fuese Hard en su época y ahora nos hace esbozar una sonrisa, pero que busca alejarse al final de lo técnico para ir a lo psicológico.

    - El vampiro (Horacio Quiroga, 1927): relato que también parte de aplicaciones ficticias de la ciencia, con estructuras, estilos y atmósferas que pueden recordar al H. P. Lovecraft menos dimensional y que se podría ver como un cruce entre La rosa púrpura del Cairo y Carmilla.

    - Utopía de un hombre que está cansado (Jorge Luis Borges, 1975): relato de aires crepusculares, muy borgiano en formas pero con un fondo que nos hace pensar en Philip K. Dick.

     - Otra esperanza (Adolfo Bioy Casares, 1978): trabajo que parece más cercano a la narrativa fantástica que a la ciencia ficción, estrictamente hablando, pero con un fondo sociopolítico poderoso que devora al propio ejercicio de género.

    - Esse est percipi (Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares, 1967): breve relato de contenidos actuales, con fondo del primer autor y formas del segundo, ofreciendo una vuelta de tuerca al concepto panem et circenses.

  - Sondas (Héctor Germán Oesterheld, 1968): tres poemas breves, entre el hedonismo, el primer contacto y la sensualidad.

   - Una muerte (Héctor Germán Oesterheld, 1965): otra forma de hacer ciencia ficción, a través de lo que se intuye y se comprende mediante otras cosas que nos cuentan, escrito con mucha sensibilidad.

    - En el último reducto (Eduardo Goligorsky, 1967): relato que, diez años después de su publicación original, formó parte del libro A la sombra de los bárbaros (del que hablaremos aquí dentro de muy poco tiempo), elaborado a pesar de su brevedad y con aires de Crónicas marcianas más cercanos en el espacio y en el tiempo, además de tener una intencionalidad sociopolítica evidente.

    - A la luz de la casta luna electrónica (Angélica Gorodischer, 1979): trabajo poco común para lo que conozco de la señora Gorodischer porque propone un juego que mezcla reglas del Pulp y del Softcore en un tablero amplio con dibujos de las sociedades extrañas de Jack Vance que se fusionan con temáticas recurrentes de Doris Lessing si tratase de escribir como si fuese un hombre.

   - Octavio, el invasor (Ana María Shua, 1984): relato conocido, interesante y potente, que hace género (o no, ahí queda eso, querido lector, decida usted…) de una forma muy agradable y poco habitual que mezcla invasión alienígena, psicología infantil e impulsos, que podría hacer pensar en Miguel Delibes haciendo ciencia ficción (si la hubiese hecho) y cuya lectura es un pequeño placer y todo un gusto.

    - Plebster y Orsi del planeta Procyon (Roberto Fontanarrosa, 1993): trabajo que decide mezclar género con surrealismo para ofrecer una versión porteña de Stanislaw Lem con bandoneón de fondo.

    - El llano de sol (Elvio Gandolfo, 1994): entre los relatos más largos de la antología, esta mezcla de ucronía futurista o distopía con aires tristes nos ofrece lo que podría ser la versión austral de conceptos Philip K. Dick.

   - El fin de lo mismo (Marcelo Cohen, 1992): otro de los relatos largos de la antología, que recurre a formas más vanguardista que el resto para ofrecer un extraño tipo de distopía urbana sucia con poesía disfrazada de prosa.

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