-Del heroísmo y la
irracionalidad, que tantas veces caminan de la mano hacia el campo donde crecen
las phalerae y los torquex-.
Edición en español (2008) |
Género. Novela histórica.
Lo que nos cuenta. En el libro El águila
en la nieve (publicación original: Eagle in the Snow, 1970)
conocemos a Paulino Gayo Máximo, antiguo general romano con mucha experiencia
entre los limitanei y comitatenses, que echa la vista atrás al
final de sus días y nos cuenta su vida, marcada por sus duras experiencias
personales y castrenses, centrándose en su participación dentro de los
acontecimientos que desembocaron en el estallido del violento conflicto que
tuvo lugar entre las tribus germánicas y el Imperio Romano de Occidente a
orillas del Rin al finalizar el año 406.
Mi opinión. Novela seca, dura,
estricta, eficiente y sobria, sin espacio para la emotividad en la narración (pero
el lector sentirá, se lo aseguro), igual que el propio
protagonista, porque al fin y al cabo son sus recuerdos. Aun con el lastre de su
atropellado inicio, del abuso de gentilicios y topónimos que no siempre son
vitales para la trama y de cierta irregularidad en la construcción de
personajes, es una más que notable obra de ficción histórica que se centra
principalmente en la realidad de los soldados que tratan de apuntalar a un
gigante que se bambolea.
Buena representación de un imperio que parecía estar buscándose lo que al final ocurrió, desde la
decadencia, el desinterés, el cohecho y la imprudencia en general. Un
protagonista que parece el símbolo de la identidad romana perdida, demasiado a
veces para el punto de vista más humano del lector. Buen tratamiento de la
abundante parte bélica, al menos desde la visión de un general. Diálogos
confusos en ocasiones, quizá parte de los mecanismos narrativos que usa el
autor. Un tono crepuscular, en todos los sentidos, muy bien conseguido.
Destacado. La descripción de la
vida a orillas del Rin. Se siente la indigencia y el infortunio. Y casi podemos
sentir el frío.
Potenciales evocados. En lo militar, lo que
debió sentirse en Camarón, Brest-Litovsk o Castelnuovo; en el protagonista, lo
que debió pensar Weidling, o tal vez Craw, incluso Steiner; el estilo de Ross Leckie
para hacer mirar atrás a sus personajes, y algo más; nada de Simon Scarrow (más allá
de que a él también le debe gustar la novela, casi seguro).