lunes, 28 de enero de 2013

ADRIANO. Anthony Birley



-La sinceridad es una virtud… ah, bueno, que también hay otros que creen que es un pecado.- 
Portada del libro Adriano, de Anthony Birley
Edición en español (2004)

Género. Biografía.

Lo que nos cuenta. El libro Adriano (publicación original: Hadrian. The Restless Emperor1997) es un viaje, en todos los sentidos, por la vida de Publio Elio Adriano, portador de las riendas del Imperio Romano durante veintiún años.

Mi opinión. Completísima biografía anclada con fuerza en datos bibliográficos, ilustraciones, mapas, notas e incluso referencias numismáticas, de carácter académico y desarrollo por completo acorde al mismo, construida sobre todo a partir del reflejo de los viajes y obras del protagonista.

El propio escritor reconoce, de forma tácita, que si sus contemporáneos no fueron capaces de ponerse de acuerdo sobre el carácter de Adriano, él todavía menos. De forma que no debe extrañar en absoluto la práctica ausencia de opiniones o conjeturas (siempre basadas en las fuentes, por supuesto) sobre las motivaciones de Adriano como persona y de Adriano como emperador. 

Entonces, el autor construye el retrato del personaje desde sus acciones y periplos por casi todos los rincones de la Antigua Roma, con una fría y cronométrica precisión, siempre sustentada por los datos disponibles, eso sí. Intuimos su fuerte y complejo carácter, suponemos que trató de cambiar el imperio para entenderlo después con más facilidad (vaya opción…), entendemos que el helenismo lo seducía, comprendemos que sacrificó territorio a cambio de control… pero no leeremos muchos “porqués”, ni siquiera suposiciones al respecto.

Destacado. Que parece más una descripción del imperio que dirigió el protagonista y su influencia en los acontecimientos contemporáneos a él que una biografía al uso.

Potenciales evocados. Vocación anti Marguerite Yourcenar; algo del propio escritor, ya que la otra biografía escrita por él que he leído era más pródiga en detalles de la personalidad y motivaciones del personaje (será porque las fuentes más clásicas ayudaban más, incluyendo las escritas por el propio personaje).

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