lunes, 13 de noviembre de 2017

DRÁCULA. Varios autores

-Visiones muy distintas del asunto.- Portada del libro Drácula, de varios autores

Género. Relatos.

Lo que nos cuenta. El libro Drácula (publicación original: 2008) está compuesto por siete relatos (y una ilustración a doble página a cargo de Santiago Sequeiros) de otros tantos autores, con Fernando Marías como editor, de edición más que cuidada (de verdad, mucho y bien, enhorabuena), en una antología (como la de Frankenstein y el Hombre lobo se engloba en la serie Ternura para los monstruos) que nos ofrece muy diferentes visiones de Drácula, y de todo lo que rodea a la figura, mediante trabajos de distinto estilo e intencionalidad que, en todos los casos, van mucho más allá del vampirismo.

Mi opinión/Destacado/Potenciales Evocados.

    - Vampiros en Weimar (Ricardo Menéndez Salmón): extraño (desde lo atractivo) cruce de filosofía influyente y de un secundario de la trama de Drácula, rápido de leer y disfrutable.

   - El relevo (José María Merino): vuelta de tuerca a la razón de ser de los cazavampiros, que mezcla sensibilidad personal con ambiciones y destinos.

   - Carta dirigida a las novias de Drácula encontrada por el doctor Van Helsing en su castillo (Carmen Posadas): La versión “culta”, con alguna que otra deriva punzante, de situaciones, trucos y recursos de El año de Drácula.

    - El príncipe de las tinieblas (Gustavo Martín Garzo): “vampirismo” en cierta forma, pero más un relato sobre cómo la gente recuerda (y afronta) las cosas a su manera para, en definitiva, poder afrontarlas.

   - Te prohíbo contarlo (Raúl Guerra Garrido): mezcla extraña de recuerdos iniciáticos, violencia escondida en la psique y añoranza de otras épocas personales.

    - Aquella paradoja infernal de su destino (Cristina Cerrada): acercamiento al “vampirismo” desde visiones más realistas y modernas, a la psique enferma y peligrosa que “maquilla” todo (y de paso lo hace también para conseguir el juego con el lector).

    - Alina (Eduardo Lago): un trabajo llamativo gracias a varias cosas, por ejemplo su aparente sencillez narrativa que solo puede ser fruto de un gran trabajo técnico para que parezca así, sus tonos Neil Gaiman en muchos momentos o las derivas que ofrece al lector a la hora de rellenar sus huecos (voluntarios, estoy seguro), para ofrecer un relato atractivo.

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