miércoles, 22 de mayo de 2013

HORROR 1. LO MEJOR DEL TERROR CONTEMPORÁNEO. Varios autores

-Muestra bastante representativa de los gustos en el género hace treinta años.- 
Portada del libro Horror 1. Lo mejor del terror contemporáneo, de varios autores
Edición en español (1993)

Género. Relatos.

Lo que nos cuenta. El libro Horror 1. Lo mejor del terror contemporáneo (publicación original: The Dodd, Mead Gallery of Horror, 1983) es una antología de relatos de terror, no todos inéditos para esta publicación, seleccionados por Charles L. Grant, y que tocan temas muy diversos que van del enfrentamiento con amenazas sobrenaturales populares, un cuartito en el que se manifiesta el mal, un insecto que empeora un problema doméstico, varios tipos de vampiros, los problemas de un centro médico para el tratamiento de la Hebefrenia Licantrópica avanzada, la inspiración de un escritor y la tensión de un cazador de vampiros bajo presión, entre otros. Libro también conocido como Horror, a secas, en otras ediciones.

Mi opinión/Destacado/Potenciales evocados.

           - Algo repelente (William F. Nolan, 1983): el autor, más famoso por su trabajo en la ciencia ficción, comienza jugando con los miedos del lector adulto y desarrolla la trama con simpleza hasta ofrecer un final que se ve venir.

          - El patio trasero de Canavan (Joseph Payne Brennan, 1958): cuidado y sosegado relato, con reminiscencias del H. P. Lovecraft al que tanto admiró el escritor, sólido y sin sorpresas.

           - El gusano conquistador (Stephen R. Donaldson, 1983): relato de humor negro, lejano a los trabajos de fantasía por los que tan conocido es el autor, que juega muy bien con los tiempos y los personajes para lo corto de la propuesta.

           - ¡Muerte al Conejito de Pascua! (Alan Ryan, 1983): tema tan original como inesperado, que se adelantó a algunas propuestas de Andrzej Sapkowski por muchos años y resulta bastante inquietante.

           - El cuarto de goma (Robert Bloch, 1980): muy bien construido en lo técnico, muy del estilo del escritor, que seguro que le gusta mucho a Martin Mundt y a caballo entre la atmósfera y el efecto.

          - Petey (T. E. D. Klein, 1979): costumbrismo de la clase media norteamericana, diferente al resto de relatos, que toma unas decisiones narrativas osadas y que dividirá las opiniones de los lectores.

          - Destemple (Bernard Taylor, 1983): trama muy bien manejada mediante lo sugerido y pensado, más que sobre lo obvio, con manifestaciones bastante bien logradas de la psicología de la protagonista a través de sus actos y con mucho humor negro que tendría cabida en Alfred Hitchcock presents si el programa fuese más fantástico.

          - El club del sol (Ramsey Campbell, 1983): muy Campbell, trabajado con cuidado en las formas y de fondo disperso, de atmósfera tensa y resultado bamboleante.

           - Entre los muertos (Gardner Dozois y Jack Dann, 1982): localización poco habitual en el género, narrado con tensión, que provoca choque de emociones y que puede recordar, de forma extraña, a momentos de Los vampiros de la mente.

         - El chino loco (John Coyne, 1983): desasosiego logrado desde varias perspectivas, incómodo y de tendencias surrealistas.

           - Bebés grávidos (Michael Bishop, 1983): otra muestra de humor negro, pero sin efectismos, de un autor más conocido por su ciencia ficción, de estructura narrativa diferente por completo al resto de obras de la antología y bastante imaginativa e inteligente.

          - La silla (Dennis Etchison, 1983): más inquietud que terror, con mezcla de varios temas y sensación de haber necesitado un repaso antes de unirse a esta recopilación.

            - La máquina de escribir (David Morrell, 1983): trabajo inesperado, al menos para mí, por los caminos narrativos más conocidos del escritor, de excelente ritmo y construcción, muy logrado y que estoy seguro que le gustaría haber escrito al propio Stephen King.

          - Nunc Dimittis (Tanith Lee, 1983): quizás el relato más sensible de toda la antología, sin que por ello pierda ni un ápice de su potencia, evocador, cálido desde la frialdad y que nos puede hacer pensar en una revisión de El ansia pero con otras intenciones.

           - Pordioseros (Steve Rasnic Tem, 1983): otro de los ejercicios con tendencias surrealistas de la antología, muy personal pero diferente al tono general de los relatos.

          - En las tinieblas, ángeles (Eric van Lustbader, 1983): de tono gótico, con muchos de los clichés del autor, se ve llegar el giro argumental desde el comienzo.

           - Las flechas (Chelsea Quinn Yarbro, 1983): relato diferente a los trabajos más conocidos de la escritora, de atmósfera H. P. Lovecraft pero resultados Yukio Mishima en lo “visual”.

            - Talento (Theodore Sturgeon, 1953): seco y filoso como es común en mucha de la producción del autor, por más que toque el tema de la infancia, pero más efectista de lo que uno esperaría de Sturgeon

          - Siempre al corazón (Craig Shaw Gardner, 1983): curiosa vuelta de tuerca al tema de los cazadores de vampiros, que lleva al lector con cuidado hasta donde lo quiere llevar. 

          - Nona (Stephen King, 1979): relato menor del conocido escritor, de buen ritmo pero que adelantó por bastantes años los problemas con el cierre que acabarían haciéndose marca de la casa.

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