-El hombre como testigo de sí mismo pero sin
protagonismo, riendas ni voluntad de dirección.-
Lo que nos cuenta. El libro El extranjero (publicación original: L’Étranger, 1942) nos lleva hasta la Argelia colonial, donde la muerte de la madre de
Meursault no saca de él sentimientos a ojos de los demás. Cuando se reencuentra con
una antigua compañero de trabajo, comienza una relación en la que no muestra
demasiada emotividad. Al pedirle su vecino Raymond que le ayude a molestar a
una antigua novia suya, árabe, no duda en colaborar. Todo va poniendo clavos en
el ataúd del destino de Meursault, al que él mismo parece ser ajeno.
Mi opinión. Novela interesante por un estilo simple en
apariencia pero que, con cada palabra, consigue trasmitir la visión descreída,
lejana, rendida, triste, apática y muy actual (por desgracia) del protagonista
que, si se desea, se puede contemplar como un arquetipo del humano postmoderno
que, en lugar de admitir que hay muchas respuestas, decide que no importan las
preguntas, muy rápida de leer y con mucho poso, si se desea, que paladear y
tragar, que se puede ver como soporte narrativo a muchas visiones filosóficas,
si se desea de nuevo, pero por encima de ello un trabajo literario valioso en
sí mismo.
Destacado. Que el protagonista intenta ser un mero
observador, sin conseguirlo, y que su propuesta está mucho más vista ahora que cuando se publicó.
Potenciales Evocados. Un personaje
que inspiró a muchos otros en la literatura por más que haya sido vestido con
diferentes ropajes; Meursault podría vivir en Un mundo feliz porque parece
producir soma de manera endógena (que si bien no le hace estar contento sí consigue que le den igual la mayoría de las cosas).