domingo, 24 de septiembre de 2017

VENCER AL DRAGÓN. Barbara Hambly



-Valiente y distintiva en su tiempo, pero válida todavía hoy.-

Portada del libro Vencer al dragón, de Barbara Hambly
Edición en español (2007)

Lo que nos cuenta. En el libro Vencer al dragón (publicación original: Dragonsbane, 1985), un joven llamado Gareth busca a lord Aversin, el legendario Vencedor de dragones, y encuentra primero a una amiga suya muy cercana, Jenny, una maga que lleva a Gareth hasta John Aversin, un hombre algo diferente a lo que muestran las canciones en honor a su proeza y que recuerda la lucha con el dragón de una forma distinta a la que inmortalizaron las baladas. Cuando Gareth explica que un dragón amenaza el mismo corazón del reino, John y Jenny tomarán la decisión de ayudar al monarca; pero Gareth no ha sido sincero con ellos por completo. Primer libro de la saga Tierras de invierno.

Mi opinión. Novela que fue contracorriente en su época y, debido a ello, ha envejecido con más que dignidad, que usa situaciones, personajes, tramas y conflictos que se han visto (y se seguirán viendo) con mucha frecuencia en la fantasía pero los ofrece de una manera más “madura” y “seria” (en la presentación de esta edición se habla de “realismo” dentro del subgénero y, aunque con matices, es algo que entiendo y comparto),  que ofrece personajes principales con unas motivaciones muy claras, comprensibles y “humanas” (incluso las de los seres sobrenaturales, de una u otra forma, que hay en la trama) como una de las bazas importantes del libro, de ritmo suave pero estable y suficiente, bastante rápida de leer, entretenida, a un paso por detrás de los grandes títulos de fantasía pero más que honrosa y que demuestra que los tópicos dejan de serlo cuando se cambia la óptica de los mismos y, además, consiguen simbolizar cosas importantes.

Destacado. Por un lado, el tono sobrio pero sensible a la vez (muy sensible, de hecho); por otro, Jenny (un personaje bastante completo a muchos niveles, incluso fuera de la fantasía).

Potenciales Evocados. Tonos, “texturas” y “ambientes” (e incluso situaciones parecidas) que ofreció, en cierta manera y unos años después, La espada sin honor.

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