sábado, 30 de septiembre de 2017

LA PIEL FRÍA. Albert Sánchez Piñol



-Más literatura que ejercicio de género, muchísimo más.-

Portada del libro La piel fría, de Albert Sánchez Piñol
Edición en español (2007)
Género. Novela (por más que se base en un concepto fantástico para desplegarse).

Lo que nos cuenta. En el libro La piel fría (publicación original: La pell freda, 2002) y poco después de la Primera Guerra Mundial, nuestro protagonista (que formó parte, en el bando republicano, de las luchas durante el Levantamiento de Pascua en Irlanda del Norte) llega a una remota isla en el sur del océano para tomar, durante un año, las labores de medición meteorológica en el lugar. En la isla no se encuentra la persona a la que debe reemplazar y el otro único ser humano es el encargado del faro, que parece extraño y reacio a comunicarse. Cuando llega la noche, otros habitantes del lugar se muestran.

Mi opinión. Libro que, con instrumentos de narrativa fantástica y de horror en apariencia, ofrece una obra en la que la literatura pulsa por sus cuatro costados, tanto por los referentes más o menos obvios de su contenido y derivas como por el cuidado formal y el estilo depurado que luce, que constituye una novela más de “viaje” que de “destino”, que además se acerca más a los “cómo” y los “quizá” que a casi cualquier clase de “qué” rotundo, de buen ritmo en todo momento y, además, sin abandonar lo reflexivo de la propuesta (por más que haya “acción”), que prefiere mostrar a decir (algo estupendo, en mi opinión) y, así, el lector es parte activa con mucha frecuencia, lleno de retratos (tanto directos como metafóricos) del ser humano desde sí mismo o desde “otros”, oscuro de muchas maneras, llamativo y bastante interesante.

Destacado. La cantidad de temas de fondo que son tocados, además de los obvios y directos.

Potenciales Evocados. Un cruce entre los ambientes narrativos de Soy leyenda y la cotidianidad en la isla de Robinsón Crusoe, más pequeña e inhóspita, pero visitada por unos Profundos algo particulares y narrada con unos tonos que podrían recordar a El desierto de los tártaros (de la que hablaremos en unos meses), aunque más tensos y actualizados, pero menos "poéticos".

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