Lo que nos cuenta. El libro ¡Zombifícalo! (publicación original: 2014) ofrece veintiún relatos (o más bien veinte y uno dividido
en dos, más o menos) acompañados de una galería de ilustraciones, todos
escritos para esta antología y que se aproximan al apocalipsis zombi de manera
humorística (con mayor o menor éxito) y afrontando la idea de cómo podría
afectar el asunto a personas famosas (o populares...) por una u otra razón.
Mi opinión/Destacado/Potenciales Evocados.
- Semos unos zombis (Emilio J. Bernal): La versión Z de A
Hard Day´s Night, casi, con una banda de rock española conocida como
protagonista, con un par de momentos hilarantes y de buen ritmo.
- Mi nuevo amigo es un zombi (Juan Miguel Fernández):
acercamiento al “amiguete” número 1, muy lograda en hacerlo reconocible con
cuatro o cinco pinceladas, pero después con una trama algo forzada en el desarrollo.
- Manhattan (Pepa Mayo Osorio): uno de los trabajos que
destaca por cierta elaboración técnica en la forma, por más que en el fondo se
adapte al dedillo a la antología, con un cineasta y clarinetista muy conocido
como protagonista, bastante inmisericorde tanto con él como con su vida.
- El hijo y la madre que lo parió (Daniel Gutiérrez):
relato malvadamente gracioso que trae a una tonadillera y su hijo hasta
ambientes Z militares, con un final que remata el maligno humor del trabajo.
- Tráfiko (Fernando Pérez Barral): el cuento que
presenta un trasfondo más elaborado (relativamente en general, bastante en
esta antología en particular) y que usa a un conocido exboxeador en su trama.
- Bola de demolición (Bea Magaña): repaso Z a un par de
polémicas estrellas pop de talla mundial.
- Échame un cable (David Gambero): Realities, estrellas
del cotilleo, zombis caníbales y zombis televisivos en un relato de ritmo
rápido y que se lee en un suspiro.
- Criando malvas (Athman M. Charles): otro de los
relatos que se ha detenido un poco de tiempo para planificar unas formas algo distintivas por
simular artículos de revistas de género "cardiaco", imaginativo a la hora de
jugar con el famoso apellido (y personas) en los que se basa.
- J. J. (Fayna Bethencourt): otro de
los cuentos que se aproximan al tema de la convocatoria mediante los Realities, pero de forma indirecta ya que juega con lo intimista Z.
- El Crack y su destino (Esteban Dilo): aproximación
extraña al supuesto devenir de una estrella del fútbol mundial en un
apocalipsis Z.
- La sangre del inmortal (Gabriel Romero de Ávila):
homenaje Z a un conocido personaje televisivo que, sin ser una leyenda, es uno
de los más longevos en pantalla de España.
- Zombi Évole (Paloma Aragón): pequeña locura, también
cercana a los Realities, pero con rumbos inesperados a partir del obvio
protagonista.
- Zombi por la gracia de Dios (Carmen Moreno): medio
ucronía, medio distopía, todo humor entre lo fino y lo grueso, para acercarnos
a lo político, social y religioso desde lo totalitario del pasado en España.
- El monstruo y yo (Enrique Montiel de Arnáiz):
partiendo de un hecho real, eco del mismo en enfoque Z mediante el monólogo
interior del boxeador de peso pesado más pegador que he tenido el placer de ver
jamás.
- Entre chiquillos y manganesas (Guillermo del Moral):
aproximación Z a cómicos serie B de España, corta, algo dispersa y tan ligera “que
no hay que dar dos viajes”.
- Cómete el pollo (Antonio Sánchez Vázquez):
acercamiento triste, por más que haya humor como en toda la antología, a una
muñeca rota del entretenimiento rosa más pobre.
- Risto Mejode (Miguel Chamizo):
trabajo entre el homenaje, el atentado, la chanza y el análisis del
protagonista, fácilmente identificable incluso antes de empezar a leer.
- KIZZ (David Arrabal Carrión): Gene Simmons atrapado en
un brote zombi y poco más, en realidad.
- Cuatro formas de matar a un rey
(Tony Jiménez): uno de los destacados de la antología, puede que el más destacado,
porque se ríe de un icono de la literatura de terror (y de cuatro que, a su
manera, pudieron serlo a escala y de forma transitoria, o podrá serlo en el
futuro uno de ellos), pero a la vez demuestra respeto y adoración por el mismo.
- George “Walker” Push (Roberto García Cela): repasito
al Señor Peligro, a la política norteamericana y a varias cosas más que se
ponen por delante, breve, rápido de leer y más conseguido que la mayoría de la
antología.
- Semos unos zombis, apocalipsis (Emilio J. Bernal):
cierre a la antología en función de su apertura.