-Muchas ideas y muchas ganas en una mezcla de afición
y profesionalidad.-
Género. Relatos.
Lo que nos cuenta. El libro Esta noche conectaremos con el infierno (publicación original: 2015) ofrece treinta y dos trabajos cortos, más
una galería de ilustraciones, que nos ofrecen variadas aproximaciones al horror
y al terror con las redes sociales e internet como hilo conductor y concepto creativo,
escritos en 2014 (excepto el último relato, escrito en 2015) y presentados al
concurso que propuso La Web del Terror (esta es ya su cuarta edición), que
seleccionó los de la presente recopilación entre todos los participantes
(excepto el último, un extra bajo petición expresa del antologista al autor) y
que nos llevarán a conocer diferentes clases de depredadores que acechan en la
red (el tema más recurrente entre los relatos, pero con muy distintas naturalezas,
intenciones, suertes o destinos), ex novios obsesivos, búsquedas de inspiración
literaria o de obras interesantes, intervenciones demoniacas directas o
indirectas, lo que está dentro de nosotros y que las redes simplemente permiten
compartir, un videojuego violento inquietantemente realista, aplicaciones
informáticas del futuro que llegan mucho más lejos de lo que cualquiera podría
imaginar ahora, programas de cámara oculta algo excesivos y el poder que dan
nuestras creencias y atenciones a ciertas “entidades”, entre otros temas.
Mi opinión/Destacado/Potenciales Evocados.
- Cosas de niños (Tony Jiménez): ganador absoluto del
concurso, el relato comienza recordando a Hard Candy y luego, con educación,
nos cierra a la boca a listillos como yo porque, si bien toma caminos
relacionados con dicho concepto, lo hace de una forma que no es la que creíamos
ver venir de antemano y, además, ejecutada con sencillez elegante, buen ritmo
aunque algo alargado, estilo narrativo acertado para el contenido y un final
doblemente apropiado, por la trama y por el protagonista.
- Out of range (Javier Fernández Bilbao): segundo
ganador del concurso y que comienza como curiosa aproximación al futuro de las
redes sociales (mientras critica de manera solapada el uso de las actuales) y su
influencia en la sociedad mediante logros tecnológicos que entran en las
psiques de hombres, animales, plantas y fallecidos, incluso gestionando
elementos espirituales o paranormales, pero que termina en una trama de sexo
explícito y violencia gore tipo
Hostel que no consigue parecer ajustada de forma natural al señalado comienzo
del relato.
- Bloody Woody te sigue (Pablo Cajas Millán): tercer
puesto en el concurso para un relato que comienza arriesgando al elegir la
narración en segunda persona y sumerge al lector en el mundo del snuff en la Deep Web con una trama repleta de informática, sexo y violencia
explícita nada innovadora y con una sintaxis que quizá hubiera merecido una
revisión.
- Demonticonos (Jose Antonio Reyero Jarch): relato que trae una mezcla de
creencias y conceptos literarios cristianos medievales hasta nuestros días
mediante una actualización de la idea a través de sistemas de mensajería, y que
tiene una maquetación diferente para ayudar a la forma de narrar que ha elegido
el autor, basada en dichos sistemas muchas veces, pero sin terminar de
conseguirlo por completo (es que no era nada fácil hacerlo, la verdad).
- Con todo mi amor (Juan Miguel Fernández Fernández): relato
simple en forma y fondo, por más que haya algún giro de tuerca en la trama,
narrado de forma algo tosca y que necesitaría una revisión para tratar de lucirlo un
poco más.
- B. P. T. (Miguel Chamizo): trabajo que trae más
realismo al asunto, por deseo del autor y no por error, siguiendo los (malos) modos gramaticales adquiridos por
muchos cuando usamos mensajería instantánea, con un pequeño homenaje a la antología de la anterior edición del concurso de La Web del Terror y otros a la literatura en general (y a la de
género en particular), de ritmo frenético, que atrapa al lector y con un final que…
- El gran evento (Sergio Moreno Montes): pieza con
estilo formal atrayente y actual, figuras e imágenes bastante logradas, con
algo de sobrepeso o alargamiento innecesario de la situación y que, con
momentos del despertar de Archos a lo grande, juega con el concepto del
poder que da a cualquier entidad el hecho de que la gente crea(mos) en ella.
- El coleccionista (Rain Cross): relato marginalmente
relacionado con la temática del concurso, pero cumpliendo, con alguna escena que
no termina de encajar bien con la generalidad de la propuesta que ofrece,
rápido de leer y entretenido a grandes rasgos.
- Algo para olvidar (David Carrasco Nuñez): honroso
trabajo que juega bien con las palabras que usa para contarnos lo que nos
quiere contar y hasta donde nos quiere contar, pero que, también hay que decirlo, necesita
una revisión.
- Mantis (Antonio Márquez de Alcalá): relato agradable,
que en cierto modo se ve venir en cuanto a destinos, pero sin tener claro cómo
en concreto, narrado con una correcta (y apropiada) primera persona.
- Amistad aceptada 2.0 (Lorena Gil Rey): cuento que mete
y saca al lector de su trama por la deriva hacia descripciones y momentos que
no terminan de aportar demasiado y que, a la vez, sirven para tratar de
arropar un poco más la idea sencilla, pero resultona, con algunos momentos
humorísticamente malévolos sobre cierto mundillo e industria.
- #Déjameseguirte (Raúl P. Mas): de protagonista logrado
(identificamos muy bien al personaje y su carácter gracias tanto a la pericia
narrativa del autor como a que es una figura claramente identificable y que, de
una u otra forma, hayamos conocido), con un ritmo muy bueno y que
hace corta la lectura de su relativamente larga extensión.
- Jalogüin (Daniel García Raso): relato que se mueve en
una línea muy fina entre lo que es pertinente decir para lo que nos quiere
contar y lo que es impertinente para lograrlo (cada lector decidirá si se mueve
o no hacia un lado u otro de dicha línea), con algunos momentos logrados en su
expresividad y localizaciones temporales interesantes desde lo narrativo.
- Johny un brazo (Daniel Rodríguez Tinoco): trabajo
sencillo que usa leyendas urbanas mezclando lo real y lo ficticio para intentar
proponer una de terror “a la antigua”.
- Creepyplasta (Francis Novoa): aproximación tragicómica
al tema de la antología, lleno de referencias que sitúan muy bien al que las conozca, pero tal
vez distraigan al que no, divertido desde la crueldad, que me hace pensar en el chiste
del oso y el cazador (¿Tú vienes aquí a
cazar o a qué vienes?) y que no tengo claro si realmente se llama
Creepyplasta o Creepypasta (en realidad, sí lo tengo claro).
- Solicitud de amistad (Jose Martínez Moreno): trabajo
sencillo que podría ser un ejercicio “lovecraftiano” si el hijo predilecto de
Providence se hubiese salido un poco de su temática básica y hubiera conocido tanto las actuales redes sociales como los sistemas de mensajería instantánea.
- Nereha999@hotmail.com (Tomás E. Mirayo): relato que se toma quizá demasiado
tiempo para entrar en materia o tal vez necesite una poda, con un homenaje a un
clásico que primero despista y luego resulta tener cierto sentido en la trama si somos generosos, creando un
nuevo tipo de leyenda urbana propia de los habituales de la bibliotecas (ya era hora de algo así ¿no?).
- Un regalo para mamá (Alex Puerta Ramsay): trabajo de
ritmo constante, entretenido que, mientras repasa diferentes redes sociales
como coto de caza de un depredador, hace unas observaciones bastante mordaces
sobre las mismas.
- De cerca (M. E. Pastor): relato que transcurre
por completo en soportes digitales y aplicaciones muy reconocibles en su
mayoría, pero que necesita algo de atención extra en su lectura por parte del
lector, con diferentes clases (¿o será categorías?) de mal en su trama y un
trasfondo que se intuye rico, pero apenas entrevisto.
- Vas a morir (Pedro Pablo Picazo): uso de aplicaciones
de alta intrascendencia que pululan por la red para contar bastante bien una trama sencilla sobre la muerte mientras juega de manera acertada con qué es real
y qué es sobrenatural.
- Puer aeternus (Rubén Ibáñez González): otro de los
trabajos que ofrecen diferentes clases (o categorías, recuerden) de maldad, que
maneja sentimientos de alta complejidad dentro de lo perturbado de algunos comportamientos
y que logra incomodar (algo que persiguen los relatos de horror ¿no?) mientras
ofrece una trama elaborada y un estilo cuidado que destacan, y bastante además.
- Enredado a muerte (Tomás Rubio Pérez): una de
fantasmas “a la antigua”, pero modernizada mediante el uso de la informática
social y contada con bastante oficio, agradable de leer y con una gotita de
reflexión sobre la forma que tenemos a veces de vivir nuestras vidas.
- El remitente desconocido (David Gutiérrez Díaz): relato
sencillo, pero honroso, en el que también se podrían ver tendencias antiguas que
tratan de actualizarse, y rápido de leer.
- Scopaesthesia (Virginia S. V. Riesco): otro de los
trabajos que evoca formas del pasado en su propuesta mientras usa el concepto del
correo electrónico en cadena para la trama de un texto algo recargado y que necesitaría una
revisión.
- Amigos del foro (Irene Comendador): trabajo que
transcurre con anodina simplicidad dentro de los efectismos que luce, pero que ofrece un curioso final que invita,
al menos a mí me pasó, a releerlo y buscar cómo jugó (quizá) el relato con el lector
sin que éste se diera cuenta.
- 2050 (Javier Bocadulce Carrero): ejercicio ambicioso
que mezcla proyección, revisión, prospección y hasta la crítica de fondo, que
muestra dos estilos narrativos diferentes, pero relacionados por la trama, y que
trabaja la sensación de irrealidad de forma curiosa.
- Diagnóstico: descomposición (M. Ángeles Seguí Pastor):
relato que usa el tema de la antología como excusa en la trama para contarnos
una trama que tanto se podría ver como una reflexión sobre el coste de los
pecados como una aproximación intimista a lo Z.
- Los demonios de la globalización (Álvaro de la Riva Hengstenberg): repaso de la influencia de las redes sociales desde la ficción
mediante el juego entre políticas corporativas malignas y voluntades demoniacas
que pueden afectar la voluntad de los usuarios.
- Off (Francisco Juan Collados Almodóvar): otro de los
trabajos que usa el tema de la antología como herramienta y no como parte
fundamental de la trama, con bastante tensión a pesar de que supongamos el
final y algo de sobrepeso (en varios sentidos, ya me entenderán cuando lo lean...).
- Me gusta (Jorge Asteguieta Reguero): relato que trata
de mostrar que las redes sociales son tan buenas o malas como sus usuarios y
que no sacan ningún tipo de patología (homicida o no) que la persona no llevase dentro
ya por su cuenta.
- ByeByeLive (Marc Sabaté Clos): reflexión sobre
nuestras vidas y sobre el tiempo, excesivo en algunos casos, que se dedica a lo
virtual y si eso es algo equivocado o puede ser, en algún caso, una necesidad
oculta del individuo inherente a sus vivencias o personalidad.
- El aporte (David Jasso): punto final a la antología
mediante un repaso a la fascinación que ejercen la violencia y el horror sobre
muchas personas y cómo las redes sociales e internet no hacen más que permitir
que se compartan sus frutos, de estilo sobrio, funcional e inmisericorde en
sus contenidos.