-Trazos gruesos para crear un dibujo posterior interesante que aquí, todavía, no se puede ver.-
Edición en español (1996) |
Lo que nos cuenta. El libro Inmersor solar (publicación original: Sundiver, 1980) nos lleva al siglo XXIII y nos presenta a Jacob Demwa, un científico acostumbrado a tratar con especies alienígenas y que terminará formando parte de una expedición hasta la fotosfera solar. Y es que, por una parte, en el universo es muy común que unas especies desarrolladas, conocidas como patrones, ayuden a otras a moverse fuera de sus planetas, conocidas como clientes, pero el caso de la Tierra es uno poco común, que no único, en el que no hizo falta dicha intervención. Y, por otra parte, alguna de esas especies parece haber registrado algún tipo de criatura inteligente moviéndose entre las capas externas e intermedias del Sol. Libro también conocido como Navegante solar y primer volumen de la serie La elevación de los pupilos.
Mi opinión. Inicio de la conocida saga con un estilo narrativo bastante diferente al que luego usó y que, en este libro, se parece más al que suelen usar los Bestsellers generalistas por más que los contenidos estén muy lejos de algo semejante, de menor interés en la trama concreta (ya muy vista en el fondo en innumerables obras, por mucho que el frente, los personajes y el escenario sean muy poco habituales) que en el trasfondo que se presenta, uno riquísimo y lleno de posibilidades (el tiempo lo demostró con creces) tanto por el desarrollo de la inteligencia en la Tierra por parte de especies no homínidas como por la xenopolítica galáctica que se muestra, sencilla en lo técnico, que maneja los personajes de manera torpe en más de una ocasión (y en más de dos, y tres…), con momentos que producen sonrojo dentro de una novela de ritmo lento y algo alargada.
Destacado. Si bien es el primer libro de La elevación de los pupilos y nos plantea el trasfondo de la saga con claridad, su despliegue y resultados no permiten suponer lo que vendrá después.
Potenciales Evocados. Más El corazón del cometa que cualquier otro libro de La elevación de los pupilos; a ratos, sin querer, una versión alienígena de cosas como Catástrofe en el espacio, mezclada con la versión que Agatha Christie hubiese escrito de El mundo al final del tiempo.