-Otro volumen de una iniciativa de subgénero y nicho poco común en España, más en estos tiempos, que lucha por seguir vigente.-
Género. Relatos.Lo que nos cuenta. El libro Calabazas en el trastero: Conmemoraciones (publicación original: 2020), con prólogo del escritor, editor y alma mater de la colección, Juan Ángel Laguna Edroso (una colección que, interpretada como revista, podría ser la que más números ha publicado en castellano de modo continuo en el subgénero y en papel), es una antología de relatos de horror y terror inspirados por el concepto de la celebración (acorde con los doce años que cumplía en ese momento la Biblioteca Fosca, donde nació el proyecto Calabazas en el trastero) y que nos llevará de visita al norte de Europa hace muchos siglos, a la costa este norteamericana, al Dublín decimonónico, al norte de la Galicia contemporánea y a otras zonas rurales de España, a la California actual, al barrio de Chamberí, al de Lavapiés y otras zonas de Madrid, entre otros lugares. Trigésimo volumen de la serie Calabazas en el trastero.
Mi opinión/Destacado/Potenciales Evocados.
- Cinco de noviembre (Xuan Folguera): breve aproximación a las alucinaciones (¿reales?) y a Guy H(F)awkes.
- La sombra de Rosalía (Miguel Garrido de Vega): otra brevedad bien localizada que, si bien recorre caminos conocidos, sigue funcionando a grandes rasgos.
- Anoche me llamó la mujer del cementerio (Miguel Martín Cruz y Gema del Prado Marugán): parte de la línea narrativa del Detective Solo que, sin salirse de lo que ofrece siempre, logra enriquecer su trasfondo (al menos para mí) y ofrecer el más logrado de sus trabajos (al menos de los que he leído).
- Yo soy Providence (Adrián García Cholbi): breve ejercicio lovecraftiano (el título ya avisa) sin sorpresas.
- La fiesta del vino (Raúl S. Vindel): sobrio ejercicio de Folk Horror.
- El ciclo de la no-vida, la sangre y la muerte (Erica Gómez Gris y Juan Ángel Laguna Edroso): trabajo que homenajea las derivas y estilismos de la novela gótica desde premisas más actuales en cuanto a técnicas y recursos.
- Helter Skelter (Salomé Guadalupe Ingelmo): acercamiento muy “nacional” a la imaginaría guerra racial apocalíptica imaginada por cierto famoso criminal, narrado con un intimismo “abierto” que funciona muy bien.
- El banquete de Snorri (Manuel López del Cerro): fantasía histórica que mezcla mitología con un poquito de "realidad".
- Sombras (Isabel Pedrero): ejercicio de fantasmas visto ya de una u otra forma.
- Fue mi trabajo (Sergio Mars): continuación (o, mejor dicho, remate) a uno de los relatos contenidos en el primer número de la serie, Calabazas en el trastero: Entierros, y que doce años después sigue la trama de forma sensible, intimista y exitosa.
- Mueve tus pies en Samhain (Miguel Ortega Hiraldo): ejercicio epistolar que disfraza su naturaleza “lovecraftiana” a su manera mediante el uso de otra mitología.
- El Día de los Patronos (Curro Esteves): derivas Folk Horror con técnicas de diario y circunstancias conocidas de una u otra forma.
- Desencanto (Javier S. Donate y Lisardo Suárez): cierta originalidad en la trama, tono narrativo marcado y muchas, pero muchas, gamas de tristeza en sus páginas.