Género. Ciencia ficción.
Lo que nos cuenta.
En el libro Transcrepuscular (publicación original: 2017), y cuando los
caracoles del jardín del Gobernador dan la voz de alarma, el Alguacil sale en
persecución de un ladrón que, montado en una serpiente, echa a volar y se da la fuga. A lomos
de su libélula granate y con su babosa al hombro, el Alguacil persigue al
delincuente hasta el exterior del Círculo del Mundo, pero cuando entra en el Agujero
del Mundo tiene que abandonar la persecución porque las condiciones climatológicas lo
matarían. Al regresar a su municipio, descubre que los miembros del Concejo parecen
evasivos respecto a qué ha sido robado, más allá de señalar su alto valor y que
es un cristal, una reliquia de los Antiguos. Cuando las gentes del municipio
sospechan que sus líderes pueden haber tenido algo que ver con el robo, el
Alguacil, el Astrónomo y la Regidora deben salir en busca del objeto robado.
Primer libro de la trilogía Los ojos bizcos del sol.
Mi opinión. Novela
distinta (bastante) a lo que he leído de Bueso y distinta (bastante también) a
casi todo lo que he leído de autores españoles de género (quizá en el tono no,
por supuesto, pero sí en muchos de sus detalles y conceptos) pero no de algunas
cosas con origen anglosajón, de ritmo entrecortado que pasa de lo rapidísimo a
lo muy lento (a pesar de que se intente luchar contra ello mediante el efecto,
fallido en mi opinión, de los capítulos tan cortos en muchos momentos), que parece (y digo parece
porque luego el asunto puede salir por Antequera) transcurrir en un planeta con
unas condiciones muy lejanas a las de nuestra región Ricitos de Oro y en un
tiempo en el que buena parte de la tecnología se ha perdido (ni toda ni para todos, diría yo) hasta
mezclarse tanto con lo sobrenatural o lo “mítico” como con lo cotidiano o lo "normal", llena de anticlímax (hasta el
propio final) pero supongo que se debe a ser parte de una trilogía.
Y yo, atrevido
de mí, oso pensar (sin tener ni idea de lo que vendrá en los siguientes
volúmenes, a lo suicida) que quizá todo funcionase mejor en un solo libro y no
habría esos huecos (o bajones) que presenta esta novela, con pasajes vacuos en los que no
pasa nada de frente ni de fondo (o no parece pasar) y queda de manifiesto que
los personajes son una parte más del decorado (una necesaria, sí, pero una al
fin y al cabo) mediante sus pensamientos y reflexiones tan… tan… ad hoc... por decirlo de alguna manera.
Pero quizá
Bueso me demuestre que estoy equivocado. Ojalá, porque ha conseguido que quiera
leer el resto de la trilogía y saber qué demonios pasa aquí (porque me ha picado el gusanillo... perdón, el molusco).
Destacado. Dos
cosas. Primero, me pasa lo mismo con esta novela que con otras obras de Bueso:
a pesar de todo (o gracias a todo, quién sabe), quiero saber más de lo que me
cuenta en todo momento. Segundo, me pregunto qué pasaría si este libro lo firmase China Miéville (localizado a su manera, claro, y a la de su cultura; y que conste que no he elegido el nombre al azar, en absoluto) y barrunto que
sería un “pelotazo” de cuya adaptación cinematográfica ya se podría estar
hablando.
Potenciales Evocados. Puff… desde momentos Avatar en versión malacológica, entomológica y demás, hasta El libro del sol nuevo cruzado con El guerrero del crepúsculo pero en versión
Biopunk y narrado por un Vance “más
al día” y más “apañol” en sus querencias.