martes, 18 de julio de 2017

ZOMBIES. Varios autores



-Extremo en sus valores, de lo muy notable a lo intrascedente.-


Portada del libro Zombies, de varios autores
Edición en español (2009)
Género. Relatos.


Lo que nos cuenta. El libro Zombies (publicación original: The Living Dead, 2008) es una antología de relatos sobre zombis, seleccionados y comentados por el famoso John Joseph Adams que también firma la introducción y que nos mostrarán, entre otros, distintos tipos de fijaciones post mortem, el origen de una saga de rendimiento notable, la voluntad de una profesora por seguir enseñando aunque los niños no sean los alumnos habituales, aplicaciones comerciales de los zombis en el capitalismo más implacable o los muertos que desean votar y decirnos algo, por citar algunos ejemplos.


Mi opinión/Destacado/Potenciales Evocados.


   - La foto de la clase de este año (Dan Simmons, 1992): inicio potente, de lo más destacado de la antología, porque juega con lo habitual del apocalipsis zombi pero, en realidad, muestra una historia sensible y llena de esperanza.


   - Planes de emergencia zombie (Kelly Link, 2005): relato muy Link pero controlado y sin derivas surrealistas, de humor excesivo ni fantástico, pero cuya presencia en la antología es discutible porque se aproxima al tema de forma, como mínimo, marginal.


  - Muerte y sufragio (Dale Bailey, 2002): fábula de claros tintes políticos, desgraciadamente actual porque todos los días, parecería, sucede algo horrible como lo que los zombis quieren denunciar, tanto como el propio relato diría yo.


  - Flores (David J. Schow, 1989): breve, anecdótico casi, que pasa de lo sensible y femenino a lo horrible y sangriento.


   - El tercer cadáver (Nina Kiriki Hoffman, 1993): pulsiones, crímenes, maldiciones, trama alargada y la sensación de que se mezclan cosas en la historia que no encajan con naturalidad.


   - Los muertos (Michael Swanwick, 1996): relato que se construye desde lo indirecto, algo alargado en mi opinión, tal vez la versión más tranquila (pero incluso más malévola) de Land of the Dead.


  - El niño muerto (Darrel Schweitzer, 2002): un trabajo que destila King por los cuatro costados pero con un tono diferente, rápido de leer, incómodo para bien, con fondo más exitoso para los jóvenes que para los adultos.


  - El zombie de Malthusian (Jeffrey Ford, 2000): relato que generará sensaciones encontradas porque combina un estilo interesante con una deriva de dudosa funcionalidad, pero interesante de todas formas, aunque menos de lo que debería.


   - Cosas bellas (Susan Palwick, 2004): trabajo lánguido, suave, otro de los que busca respuestas a la aplicación potencial de los zombis en nuestra sociedad y con cierta profundidad en su fondo.


  - El síndrome de Estocolmo (David Tallerman, 2007): relato que recurre a situaciones y conceptos habituales en el apocalipsis zombi pero, en lugar de quedarse simplemente ahí, ofrece una historia intimista que funciona.


   - Bobby Conroy regresa de entre los muertos (Joe Hill, 2005): trabajo que se incluyó aquí, surrealismo amable, homenaje a Romero, amor, amistad y una trama cálida.


   - Los que buscan el perdón (Laurell K. Hamilton, 2006): relato que supuso el primer texto de la que luego sería la famosa Anita Blake y su saga fantástica, sencillo, sin mucho de lo que presumir excepto lo citado con anterioridad.


   - Hermosa como la noche (Norman Partridge, 1992): escenario y concepto del apocalipsis zombi novedoso para mí por cómo, dónde y con quién se desarrolla, pero por lo demás normalito y sin sorpresas.


   - La pradera (Brian Evenson, 1997): corto, tenso, con aires a Cormac McCarthy, sin época, atractivo, repulsivo, fascinante para mí.


   - Todo es mejor con los zombies (Hannah Wolf Bowen, 2006): relato que recuerda al estilo de Kelly Link pero controlado, sin nervio ni atractivo especial.


  - Parto en casa (Stephen King, 1993): trabajo que demuestra el buen hacer, sin maravillas de ninguna clase, de King porque en un trasfondo mil veces visto en el tema Z consigue ofrecer una situación y un punto de vista poco o nada trillado por lo que yo sé.


   - Las chispas ascienden hacia el cielo (Lisa Morton, 2005): con la excusa de los zombis, propuesta obvia (mucho) de reflexión sobre un tema candente en muchas sociedades.                  


   - Hombre de burdel (George R. R. Martin, 1976): trabajo de éxito literario por lo bien escrito que está, aunque alargado, pero que no se centra en el tema de la antología y, por el contrario, es poco más que una excusa para ofrecer el retrato íntimo de una persona con carencias importantes.


   - El camino del muerto (Joe Lansdale, 2007): relato western que bordea el pulp weird y que fuerza su inclusión en la antología por el tipo de antagonista tan especialito que maneja, de buen ritmo, compacto y sin alardes.


   - El muchacho con cara de calavera (David Barr Kirtley, 2002): darwinismo y selección social artificial con la excusa del apocalipsis zombi, que amenaza derroteros de humor Z pero nos congela cualquier atisbo de sonrisa.


  - La era de la aflicción (Nancy Kilpatrick, 2007): versión femenina íntima del apocalipsis zombi, que por momentos podría recordar a las atmósferas de En los férreos años.


   - Amanecer amargo (Neil Gaiman, 2003): relato disperso en forma y fondo, algo que quizá le haga bien a lo que cuenta en opinión de su autor aunque yo piense lo contrario,  con sensaciones folk sobrenaturales y al que le falta algo para funcionar bien.


  - Con las tetas a la tumba (Catherine Cheek, 2008): trabajo que oscila entre lo superficial y lo íntimo de una manera extraña para mí, rápido de leer.


   - Tan muertos como yo (Adam-Troy Castro, 2000): monólogo interior que, a la vez que cuenta una historia, muestra el daño que la mente y la conciencia de los supervivientes pueden llegar a sufrir.


   - Zora y la zombie (Andy Duncan, 2004): zombies, vudú y aires de otras épocas por más que sea una obra bastante actual.


   - Calcuta, el señor de los nervios (Poppy Z. Brite, 1992): monologo denso pero no cargante por completo, exótico en la ambientación pero no en el resultado global.


   - Seguidos (Will McIntosh, 2007): una de las aproximaciones al asunto Z más originales de la antología por cómo decide orientarla, de ritmo suave, sentimientos abundantes y muy agradable de leer desde “lo kármico”.


   - La música del zombie (Harlan Ellison y Robert Silverberg, 1970): un tipo de zombi más “tecnológico” de lo habitual en la antología (aunque haya otros casos), interesante, anticuado en varios aspectos y menos potente que la media de los trabajos que solía aportar la curiosa pareja de autores.


   - La representación de la pasión (Nancy Holder, 1992): relato cruel en muchos sentidos, posicionado con claridad y presión incluso respecto al tema religioso, algo efectista.


   - Casi el último relato de casi el último hombre (Scott Edelman, 2007): trabajo llamativo por cómo está narrado, mezclando la perspectiva propia con lo aparentemente ajeno, curioso y atractivo.


   - Así declina el día (John Langan, 2008): apocalipsis Z que simula ser un guión (y una representación) teatral, que aborda la visión de los vivos y de los muertos, elaborado e interesante.

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