-Idea muy innovadora hace más de treinta años.-
Lo que nos cuenta.
En el libro El mundo de los ladrones (publicación original: Thieves' World, 1979) y en la ciudad de Santuario, emplazamiento fundado por esclavos huidos al sur del Imperio Rankano antes de que anexionase
ese territorio a sus posesiones y que durante un tiempo fue floreciente, pero
ahora va viniendo a menos, se entremezclan las vidas de diferentes personajes. Novela
formada por una serie de relatos interconectados, coordinados por Robert Lynn Asprin
para dar a este Fix-Up especial tanto consistencia como continuidad y que incluye trabajos suyos,
de John Brunner, Lynn Abbey, Poul Anderson, Andrew Offutt, Joe Haldeman,
Christine DeWees y Marion Zimmer Bradley. Primer libro de la serie El mundo de los ladrones.
Mi opinión. Entretenido trabajo (además de original
cuando se concibió) que ofrece un formato poco común en aquellos tiempos (más
común ahora) y unos desarrollos de la fantasía que permitían adivinar los
derroteros del subgénero en los siguientes años al presentar personajes con
muchas gamas de gris, ambientes nada épicos e intrigas poco amables con muchas
de las víctimas de las mismas (e incluso con muchos de los intrigantes), pero
al mismo tiempo se movía entre tramas bastante manidas en estas lides y sin
demasiadas sorpresas, de estilo y características diferentes entre relatos igual
que los propios autores (y sin estar entre los trabajos más reconocidos de la
mayoría de ellos), con momentos aislados interesantes, rápido de leer e incluso
gratificante hasta cierto punto.
Destacado. La idea. El primer libro que yo conocí con
un mundo y personajes que son compartidos por varios escritores (igual, hasta de
los primeros, por no decir el primero porque no tengo la seguridad, pero no hace mucho leí un dato aportado por George R. R. Martin que confirma que fue el primero).
Potenciales Evocados. Concepto de trabajo en común más
cercano en forma a Wild Cards I que a Mongoliad, pero situado en un
trasfondo que parece la Adrilankha de Steven Brust desde ópticas que mezclan, por
momentos, a Jack Vance con menos ironía, a detallitos de Paul Kearny sin tendencias "históricas" y a Joe Abercrombie menos inmisericorde, menos soez y menos divertido.