Lo que nos cuenta. En el libro La música de los vampiros (publicación original: Lost Souls, 1992), Jessy es una
joven que acude diariamente a un bar de Nueva Orleans esperando encontrarse con
vampiros. El propio dueño es uno de ellos, pero serán tres recién llegados de
su misma especie los que muestren a Jessy algunas de sus costumbres y la dejen embarazada. Quince años después, ese niño crece ajeno a lo sucedido con
extraños pensamientos y sensaciones, mientras que el padre de Jessy busca a su
hija desparecida. Libro
también conocido como El alma del vampiro.
Mi opinión. Novela bastante trabajada en lo narrativo,
que nos presenta una versión del vampiro distinta a la habitual con los
suficientes puntos en común para resultar sencilla de admitir, plagada de sexo,
alcohol, homo erotismo, distintos tipos de violencia, drogas, fluidos varios y
comportamientos dañinos de diferentes clases, bastante ajustada a los gustos de
parte de aquella Generación X, con situaciones en su trama próximas a la
tragedia griega pasada por el tamiz contemporáneo, casi postmoderna en su
tiempo, muy efectista, decadente bajo control férreo basándose en
ambientes y situaciones mientras deja de lado una verdadera historia que
contar, que ofrece personajes ajustados a la propuesta con
los que es difícil hacer empatía en muchas ocasiones y que aunque en el fondo
podría ser muy del gusto de las generaciones actuales a tenor de lo que
consumen con deleite temo que sus formas podrían no ser de su agrado (o sí…).
Destacado. Los productos literarios dirigidos de la
actualidad no son nada nuevo, aunque tal vez cambie el objetivo. Este libro es
un ejemplo.
Potenciales evocados. Tragedia griega clásica con rímel,
cardados y cuero negro; muchos puntos en común con Las leyes de la atracción, pero con vampiros; un cruce extraño entre Anne Rice, Barker, Jelinek y Poe si
decidiesen hacer un YA algo crecidito entre los cuatro.