Edición en español (1994) |
Género.
Relatos.
Lo que nos cuenta. El libro Juego de asesinos (publicación original: Games Killers Play, 1967) es una antología de relatos, supuestamente seleccionados por Alfred Hitchcock (aunque todos deberíamos tener claro que es un puro tema de Marketing y el cineasta solo pone su nombre), orientados sobre los giros finales sorprendentes (supuestamente también), con tendencia a lo noir en general y que nos permitirán conocer un caso rutinario en una comisaría, unas cartas escritas y enviadas después de la muerte, distintas venganzas, varias relaciones de pareja dañadas o, por citar solo algunos, comisiones de delitos que no salen como estaban previstas.
Mi opinión/Destacado/Potenciales Evocados.
- La casita de porcelana (August Derleth, 1965): pastiche de Sherlock Holmes, con todo lo que ello implica, y lejos de los peores que he leído.
- Asesinato por compasión (Nedra Tyre, 1963): brevedad que juega con lo inesperado (más bien lo intenta).
- Nunca se peca de demasiado cuidadoso (James Holding, 1961): otra brevedad, anecdótica en este caso.
- Asesinato a largo plazo (Henry Slesar, 1962): relato que toma premisas parecidas al anterior para, después, tratar de buscar el enlace inesperado.
- Modelo de culpabilidad (Helen Nielsen, 1958): planificación cuidadosa de un crimen que, como lectores mínimamente experimentados, sabemos que no saldrá bien.
- Un problema de peso (Duane Decker, 1960): otra brevedad que recurre a lo menos que anecdótico.
- Willie Betts, banquero (Mike Brett, 1960): excursión en algo parecido al horror psicológico, siendo muy generosos con el término, lo que lo aleja de la generalidad de la antología.
- Autobús a Chattanooga (Jonathan Craig, 1964): trabajo sencillo que, sin embargo, consigue incomodar por la situación que vive la protagonista sin que el autor tenga que ser explícito.
- El tacto del gatillo (Donald Westlake, 1961): relato perteneciente a la línea narrativa de la comisaría del distrito 43, una que dio muchas alegrías y éxitos al escritor, bastante simple en cuanto trama que, gracias al estilo y maneras de Westlake, sabe a mucho más que eso.
- Audiencia cautiva (Jack Ritchie, 1964): otra sencillez anecdótica.
- Habitación en alquiler (Hal Ellson, 1962): brevedad con ecos (lejanos) de Richard Matheson, pero a escala, que bordea el terror sin entrar de lleno en el subgénero.
- Una cuestión de rutina (Robert Edmond Alter, 1962): otra sencillez anecdótica con la particularidad de retratar bastante bien las dinámicas de algunas parejas mal avenidas.
- Atraco en pianissimo (Talmage Powell, 1964): una sencillez anecdótica más con toque de El cuento de la lechera en versión noir.
- Ojalá estuvieras aquí (Richard Hardwick, 1965): remate a la antología con otra brevedad anecdótica en estos tiempos, pero que en su época recurría al whodidit y al howhedidit que gustaba bastante por aquel entonces.