viernes, 15 de julio de 2016

EL MUNDO AL FINAL DEL TIEMPO. Frederik Pohl



-Con personajes individuales en medio de escenarios científicos realistas de escala masiva.-

Portada del libro El mundo al final del tiempo, de Frederik Pohl
Edición en español (1992)

Género. Ciencia ficción.


Lo que nos cuenta. En el libro El mundo al final del tiempo (publicación original: The World at the End of Time, 1990) conocemos a Wan-To, una entidad de plasma inteligente que vive en el corazón de una estrella G-3 de tamaño mediano que, a diferencia de otros como él (o ello), no cree que la materia sólida pueda crear inteligencia. Victor Sorricaine es un joven pasajero de una de las tres naves humanas interestelares con la misión de poblar nuevos mundos y extender la especie en la galaxia; la mayoría de los pasajeros, por cuestión de ahorro de recursos, duermen en criosueño y tienen una edad real mayor de la que aparentan tener.


Mi opinión. Trabajo que, de no haber querido el autor ofrecer otros rumbos, podría considerarse hasta Hard porque usa en la trama conceptos que muchas novelas que sí se denominan Hard hubieran querido para ellas, pero que al singularizar los personajes y sus emociones, hasta en el caso de la entidad de plasma, al crear una historia en la que hay sentimientos y, al parecer, cometer algún que otro error de bulto, no se puede catalogar con tranquilidad en ese subgénero (pero los aficionados al mismo se sentirán cómodos con su lectura, ya verán), que va de menos a más, que mueve en unos “tiempos” dilatadísimos y que es un trabajo a reivindicar (en su escala, claro).


Destacado. El uso, en medio de toda la ficción, de muchos conceptos de Física avanzada.


Potenciales Evocados. Nada que ver con la saga de los heechees.

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