-Se puede hacer género de muchas formas.-
Lo que nos cuenta. El libro Un verano infinito (publicación original: An Infinite Summer, 1979) ofrece cinco relatos largos del autor, escritos en la
segunda mitad de los años setenta, bastante bien colocados en el palmarés de los
premios más importantes de ciencia ficción y narrativa fantástica de esos tiempos, que nos
llevaran a conocer los problemas cognitivos de un herido de guerra, a conocer
el Canal Magnético y cómo afecta al tiempo, a conocer a la escritora de un
libro que influencia mucho al protagonista, a descubrir los instantes congelados
en el tiempo que se entremezclan con nuestra propia línea temporal y a ver la
vida de una persona a la que le gusta “mirar”.
Mi opinión. Relatos relacionados a veces por
la temática principal, el tiempo, por las atmósferas generales y por varias
referencias del trasfondo (que se extienden, que yo sepa, hasta al menos una
novela independiente del autor) sin formar nada parecido a un Fix-up, muy bien escritos, que
rezuman belleza formal y de fondo, pero
también carentes de cierta tensión real si es eso lo que busca el lector,
incómodos sin recurrir a efectismos, más disfrutables como viaje que como
destino por lo que, por tanto, no son recomendables para aquellos que busquen
una trama con planteamiento y desenlace tradicionales (pero sí con mucho nudo), que
a veces dan la sensación de ser fragmentos de eventos mucho mayores, abiertos a
interpretaciones y segundas lecturas si se buscan, que trabaja la “belleza de
lo raro” y mantiene, tanto para bien como para mal, la vigencia de ambos conceptos en
todas sus páginas.
Destacado. Puede ser la forma de que lectores exigentes
y no relacionados con lo fantástico descubran que se pueden hacer cosas muy
interesantes en ese (sub)género.
Potenciales Evocados. Sensaciones clásicas que mezclan a Jorge Luis Borges y a Kafka mientras el autor hace (sub)género de una forma muy particular.