-Aunque representativa a la hora de ofrecer trabajos y
autores del subgénero, menos potente en su generalidad que volúmenes anteriores
de esta serie de antologías.-
Edición en español (1993) |
Género. Relatos.
Lo que nos cuenta. El libro Horror 4. Lo mejor del terror contemporáneo (publicación original: Cutting Edge, 1986), con Dennis Etchison como responsable de la
selección de los trabajos (y de la introducción que mezcla crónica y ensayo), es una antología de veinte relatos escritos para este volumen que
ofrecen distintas aproximaciones al terror y que nos contarán, entre otras
cosas, lo que descubre un autor que se infiltra en el mundo de la prostitución con
la intención de documentarse para su próximo libro, los asuntos sucios que se
resuelven en la Manhattan sobrenatural, las confusiones de una mujer entre su
marido y su amante, el descubrimiento del hipnotismo por parte de un muchacho
malvado, el trato de un escritor con la Muerte y su incapacidad para cumplirlo,
los recuerdos de un soldado que prestó servicio en Vietnam y que está encerrado
en un correccional psiquiátrico, las consecuencias del trato que hace una mujer
casi sin querer, los efectos de una nueva droga muy especial, una experiencia
aterradora en un local londinense o la relación cercana entre un asesino en
serie y su amorosa mamá, entre otros temas.
Mi opinión/Destacado/Potenciales Evocados.
- Almas perdidas (Clive Barker): trabajo bastante breve
y rapidísimo de leer, que parece la versión Splatterpunk de lo que podía haber
sido una subtrama de Las sucias calles del cielo, pero en versión Barker, claro.
- Rosa azul (Peter Straub): relato largo, que hace
género de una forma bastante personal, pero lograda, a la hora de conseguir su
objetivo y que también formó parte de la recopilación de relatos del autor Casas sin puertas, ya reseñada en este blog.
- El monstruo (Joe Haldeman): trabajo del autor que
vuelve a mostrar una de sus obsesiones (la guerra en la que participó lo dejó
marcado) y que juega con lo que es real y lo que no, al estilo Philip K. Dick, pero más
hemoglobínico.
- Lagunas (Karl Edward Wagner): relato curioso por el
tema y sus recursos en la trama, extraño, pero conseguido en cierto modo.
- “Pálida, estremecedora juventud” (W. H. Pugmire y
Jessica Amanda Salmonson): una trama de fantasmas distinta en la
localización, pero igual en el fondo, aunque su ambiente y personajes intenten
darle otro toque, toque en el que se ve mucho de uno de los autores).
- Hilo musical para descuartizadores (Marc Laidlaw):
trama que podría ser una (im)posible situación doméstica de la familia Bates, pero desde cierto surrealismo sangriento.
- Adiós, amor oscuro (Roberta Lannes): trabajo de
contenido desagradable (respecto a la trama, no a la narrativa) dentro de
parámetros amplios y cuyo final lo hace todavía más desagradable (hay que darle
el mérito a la autora por ello).
- Ahí fuera (Charles L. Grant): horror psicológico
porque acabamos suponiendo lo que le sucede al protagonista, aunque no nos lo
muestre el autor de forma obvia, y agradable de leer.
- Pequeñas crueldades (Steve Rasnic Tem): relato “dickiano”, aunque no lo parezca hasta el final, también psicológico, pero por distintas
razones al trabajo anterior.
- El hombre de la azada (George Clayton Johnson): otro
trabajo que hace hincapié en lo psicológico, agobiante por momentos, que mezcla
muy bien el Apartheid con ideas que luego desarrollaría Neil Gaiman en uno de
sus guiones para cómic.
- Vienen a por ti (Les Daniels): horror post mortem con crimen pasional de
fondo, curioso de leer.
- Vampiro (Richard Christian Matheson): ejercicio narrativo
muy poco frecuente en el género, porque usa conceptos y no frases
convencionales, abierto a interpretaciones y logrado a mi parecer.
- Lapsos (Chelsea Quinn Yarbro): interesante trama
porque descoloca al lector durante un buen rato pero que, según se acerca el
final, se comienza a adivinar.
- La última piedra (William F. Nolan): enésima revisión
de las teorías sobre Jack el Destripador, pero llevadas a la actualidad y al
otro lado del océano.
- Irrelatividad (Nicholas Royle): horror y surrealismo
en un relato que cambia de dirección de forma brusca.
- Las manos (Ramsey Campbell): trabajo que coincide con
el anterior respecto a la vivencia de situaciones que van más allá del entorno
cotidiano que el protagonista espera encontrarse.
- La campana (Ray Russell): revisión del trato con el
demonio en versión doméstica y confusa.
- La guadaña (Robert Bloch): trabajo entre el humor
negro y la reflexión, en el que un escritor hace un trato que le
costará bastante cumplir por mucho que lo intente.
- Transferencias (Edward Bryant): relato que juega con
el lector tanto mediante la narración obtusa (y apropiada) como con el destino
que finalmente va tomando la trama.
- Dolor (Whitley Strieber): horror, sadomasoquistmo,
dolor (como el nombre del relato indica) y lo sobrenatural en un trabajo
bastante diferente a lo que más fama dio al autor (sus trabajos sobre
alienígenas y "visitas") y más parecido, en cierto modo, a su producción más
destacada, pero menos exitosa (como El ansia).