Género. Novela histórica.
Lo que nos cuenta. En el libro Troya (publicación original: Troja, 1997) conocemos a Solón, un mercader con veteranía en la
guerra y la política a sus espaldas, quien se mueve por unos territorios cuyas
fronteras y costumbres han cambiado desde los enfrentamientos en los que
participó, llegando a conocer a un sacerdote del templo de Amón con acceso a información,
en forma de papiros, marcas en las paredes y cartas, de tiempos pasados cuando
Wirudja, conocida también como Wiliusa, Ilión o Troya, se vio inmersa en una
guerra contra buena parte de las naciones de la Antigua Grecia.
Mi opinión. Novela que es novela histórica por tantas
razones como las que podrían usarse para defender que no lo es en absoluto (la
necesidad de recurrir a mucha ficción es la principal, pero no la única), que
se aproxima a la tarea suponiendo una geopolítica mediterránea y del Oriente
Próximo antiguo bastante interesante y unas razones para el conflicto tan poco
prosaicas como muy sensatas, llamativa en lo narrativo por recurrir a los enfoques
indirectos y no siempre desde la misma fuente, lleno de pequeñas/grandes
libertades en aras de la orientación de la trama y de su exotismo en varios sentidos,
de ritmo calmo, ambientes de añoranza casi crepusculares, estilo cuidado y
resultados que se alejan de una novela histórica al uso, pero para bien en lo
narrativo (y sospecho que para mal en lo comercial).
Destacado. El precio que paga el “entretenimiento”
debido al “estilismo”.
Potenciales Evocados. El estilo
Haefs por excelencia y atmósferas de Aníbal en concreto; ¿conocen a
Simon Scarrow, Bernard Cornwell o Steven Pressfield, por ejemplo? Pues nada que ver, estimados
lectores, y prevenidos quedan.