martes, 23 de abril de 2013

EL HOMBRE DIVERGENTE. Marc R. Soto

-Diferentes formas de horror, diferentes aproximaciones, palpable calidad.- 
Portada del libro El hombre divergente, de Marc R. Soto
Edición 2013

Género. Relatos
                                  
Lo que nos cuenta. El libro El hombre divergente (publicación original: 2008) es una recopilación de relatos del escritor (alguno parece más una novela corta) agrupados sobre la narración de uno de ellos, El hombre divergente, que nos cuentan, entre otras muchas cosas, cómo una mascota puede generar celos patológicos, el amor que siente un niño por su profesora y la inquietante transformación que va sufriendo, los rastros que deja una antigua pareja en una mujer que ahora está con otro hombre y un atraco callejero que no sale demasiado bien. Aunque la obra en mi poder cita 2004 como fecha de copyright, parece que el libro en realidad ha sido publicado en 2008 recopilando relatos del autor escritos entre 1993 y 2008.

Mi opinión. Interesantísima recopilación que, aunque no todos sus trabajos tienen la misma potencia, ofrece un resultado general notable, muy bien escrita, con técnicas narrativas elaboradas y ofrecidas con estilo impecable y personal, próximo a un “horror costumbrista” o “thriller de terror cotidiano” (no añado “español” porque, aunque su localización invitaría a ello, la palabra tal vez podría malinterpretarse), que consigue navegar entre la sutil sugerencia y el gore más efectista sin naufragar en la singladura, que se atreve a jugar con los tiempos acelerándolos o congelándolos según el efecto que busque en el lector, que propone personajes bastante creíbles construyéndolos a partir de simples detalles pero que multiplican la potencial empatía y, en definitiva, una lectura poco común y sin duda atractiva.

Destacado. El estilo general, bastante propio y llamativo, de un escritor al que no estaría de más seguir de cerca.

Potenciales evocados. El costumbrismo de Peter Straub, pero cambiando de país; planteamientos más cercanos a Historias para no dormir que a Hitchcock presents; más Stephen King que Clive Barker en las formas, casi siempre, pero definitivamente de estilo propio.

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