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compensados y carentes de tabús o censuras.-
Lo que nos cuenta. El libro Eros sangriento (publicación original: Hot Blood: Tales of Erotic Horror, 1989), con Jeff Gelb y Lonn Friend a cargo de la selección y del texto introductorio, es una antología de relatos de horror con el sexo y diferentes expresiones de la
carnalidad como hilo conductor, que nos llevarán a conocer distintas clases de
deseos carnales incontrolables por razones muy diferentes, las consecuencias de
una terapia vudú de aumento de pene, el origen de unos dildos muy especiales o un
peculiar modo de robar cuerpos y personalidades, entre otros temas.
Mi opinión/Destacado/Potenciales
Evocados.
- Suplantación
(Graham Masterton, 1989): tema bastante actual en cuanto a cómo se orienta y
las problemáticas que genera la “situación”, de buen ritmo estable y que,
además de entretener, podría dar en qué pensar.
- El parecido de
Julie (Richard Matheson, 1962): atractivo, que se ve venir por quién es el
autor pero igual funciona, bastante “atrevido” para la época en la que fue
escrito.
- La cosa (Robert R. McCammon, 1989): ataque jocoso e inquietante a la vez al pilar de la
masculinidad mal entendida por excelencia, con bastante sarcasmo y una deriva
final algo extraña.
- «Ménage à trois» (F. Paul Wilson, 1987):
honroso pero que se ve venir desde lejos en rumbos y desarrollos, con un final
que intenta dar algo de pimienta pero que, en mi opinión, no lo consigue.
- El patrullero ideal (Richard Christian Matheson, 1988): relato cuyo título creo que es equivocado (diría que es un
gazapo por “compañero”), muy rápido, directo a la yugular sin parecerlo, que
podría generar cierta polémica a pesar de ser ficción fantástica de horror.
- Noche de sangre (Chet Williamson, 1989):
fantasías sexuales y literatura se dan la mano en un trabajo competente pero
sin verdadero nervio.
- Chocolate (Mick Garris, 1989): buen
concepto, con tensión en aumento pero con un final demasiado abierto para que
encaje bien con lo ofrecido antes en el relato.
- La herida más cruel (J. N. Williamson, 1989):
relato que deja muchas dudas sobre lo que realmente sucede en su trama, que lo
hace de forma voluntaria y que por ello generará disparidad de opiniones.
- Reunión (Michael Garrett, 1987): sexualidad
desde el más allá, tórrido en varios sentidos, de muy buen ritmo.
- Lo bonito es… (Mike Newton, 1989): trabajo
serie B que se esconde hasta el final con unas formas actuales y abiertas a
muchas derivas para despistar.
- Tía Edith (Gary Brandner, 1989): fabula
actual, que si bien se ve venir desde un principio sí que oculta hacia dónde va
exactamente.
- El mercado de la carne (John Skipp y Craig Spector, 1987): sangriento pero más basado en lo que hay detrás de los eventos
que en los efectismos en sí mismos.
- La voz (Rex Miller, 1989): más anecdótico
que otra cosa, por bien que esté escrito.
- La modelo (Robert Bloch, 1975): un caso
parecido al anterior, con la adición de notarse que recurre a lo que pudo ser
escandaloso en otras épocas.
- La casa de la carne (Steve Rasnic Tem, 1989):
horror que mezcla el splatterpunk con lo psicológico.
- Suzie chupa (Jeff Gelb, 1987): otro de los
relatos que se ven venir desde lejos y cuyas formas no consiguen compensar la
circunstancia.
- Castigos (Ray Garton, 1989): horror en
varios niveles, una construcción notable de las psiques de los dos
protagonistas, con momentos muy incómodos (premio para el autor porque es lo
que intentaba).
- Luz roja (David J. Schow, 1986): imágenes,
vida, casi surrealismo junto a varios simbolismos, relato extraño pero
trabajado.
- Otra vez (Ramsey Campbell, 1981): anécdota muy
del estilo del escritor, rápida de leer y prescindible, un trabajo del que ya hemos hablado aquí.
- Pisadas (Harlan Ellison, 1980): trabajo que
parece una cosa y termina siendo otra, como tantas veces pasa en la producción
de Ellison, no entre los grandes momentos del autor pero más que competente.
- Hija del dorado Oeste (Dennis Etchison,
1973): relato mucho más “carnal” que sexual, que da demasiadas vueltas para
donde quiere ir en realidad.
- La casa de los insectos (Lisa Tuttle, 1983):
otro trabajo que no es estrictamente sexual y sí carnal (o corporal más bien),
oscuro, que juega con los miedos atávicos de algunas personas.
- La venganza es (Theodore Sturgeon, 1980):
relato del que ya hemos hablado aquí.