viernes, 20 de septiembre de 2019

EROS SANGRIENTO. Varios autores



-Contenidos compensados y carentes de tabús o censuras.-

Portada del libro Eros sangriento
Edición en español (1992)
Género. Relatos.

Lo que nos cuenta. El libro Eros sangriento (publicación original: Hot Blood: Tales of Erotic Horror, 1989), con Jeff Gelb y Lonn Friend a cargo de la selección y del texto introductorio, es una antología de relatos de horror con el sexo y diferentes expresiones de la carnalidad como hilo conductor, que nos llevarán a conocer distintas clases de deseos carnales incontrolables por razones muy diferentes, las consecuencias de una terapia vudú de aumento de pene, el origen de unos dildos muy especiales o un peculiar modo de robar cuerpos y personalidades, entre otros temas.

Mi opinión/Destacado/Potenciales Evocados.

   - Suplantación (Graham Masterton, 1989): tema bastante actual en cuanto a cómo se orienta y las problemáticas que genera la “situación”, de buen ritmo estable y que, además de entretener, podría dar en qué pensar.

   - El parecido de Julie (Richard Matheson, 1962): atractivo, que se ve venir por quién es el autor pero igual funciona, bastante “atrevido” para la época en la que fue escrito.

  - La cosa (Robert R. McCammon, 1989): ataque jocoso e inquietante a la vez al pilar de la masculinidad mal entendida por excelencia, con bastante sarcasmo y una deriva final algo extraña.

  - «Ménage à trois» (F. Paul Wilson, 1987): honroso pero que se ve venir desde lejos en rumbos y desarrollos, con un final que intenta dar algo de pimienta pero que, en mi opinión, no lo consigue.

  - El patrullero ideal (Richard Christian Matheson, 1988): relato cuyo título creo que es equivocado (diría que es un gazapo por “compañero”), muy rápido, directo a la yugular sin parecerlo, que podría generar cierta polémica a pesar de ser ficción fantástica de horror.

  - Noche de sangre (Chet Williamson, 1989): fantasías sexuales y literatura se dan la mano en un trabajo competente pero sin verdadero nervio.

  - Chocolate (Mick Garris, 1989): buen concepto, con tensión en aumento pero con un final demasiado abierto para que encaje bien con lo ofrecido antes en el relato.

  - La herida más cruel (J. N. Williamson, 1989): relato que deja muchas dudas sobre lo que realmente sucede en su trama, que lo hace de forma voluntaria y que por ello generará disparidad de opiniones.

  - Reunión (Michael Garrett, 1987): sexualidad desde el más allá, tórrido en varios sentidos, de muy buen ritmo.

  - Lo bonito es… (Mike Newton, 1989): trabajo serie B que se esconde hasta el final con unas formas actuales y abiertas a muchas derivas para despistar.

 - Tía Edith (Gary Brandner, 1989): fabula actual, que si bien se ve venir desde un principio sí que oculta hacia dónde va exactamente.

  - El mercado de la carne (John Skipp y Craig Spector, 1987): sangriento pero más basado en lo que hay detrás de los eventos que en los efectismos en sí mismos.

  - La voz (Rex Miller, 1989): más anecdótico que otra cosa, por bien que esté escrito.

 - La modelo (Robert Bloch, 1975): un caso parecido al anterior, con la adición de notarse que recurre a lo que pudo ser escandaloso en otras épocas.

 - La casa de la carne (Steve Rasnic Tem, 1989): horror que mezcla el splatterpunk con lo psicológico.

 - Suzie chupa (Jeff Gelb, 1987): otro de los relatos que se ven venir desde lejos y cuyas formas no consiguen compensar la circunstancia.

 - Castigos (Ray Garton, 1989): horror en varios niveles, una construcción notable de las psiques de los dos protagonistas, con momentos muy incómodos (premio para el autor porque es lo que intentaba).

 - Luz roja (David J. Schow, 1986): imágenes, vida, casi surrealismo junto a varios simbolismos, relato extraño pero trabajado.

 - Otra vez (Ramsey Campbell, 1981): anécdota muy del estilo del escritor, rápida de leer y prescindible, un trabajo del que ya hemos hablado aquí.

 - Pisadas (Harlan Ellison, 1980): trabajo que parece una cosa y termina siendo otra, como tantas veces pasa en la producción de Ellison, no entre los grandes momentos del autor pero más que competente.

 - Hija del dorado Oeste (Dennis Etchison, 1973): relato mucho más “carnal” que sexual, que da demasiadas vueltas para donde quiere ir en realidad.

 - La casa de los insectos (Lisa Tuttle, 1983): otro trabajo que no es estrictamente sexual y sí carnal (o corporal más bien), oscuro, que juega con los miedos atávicos de algunas personas.

 - La venganza es (Theodore Sturgeon, 1980): relato del que ya hemos hablado aquí.

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