jueves, 2 de mayo de 2019

LOS MEJORES RELATOS DE FANTASÍA I. Varios autores



-El tema de las tiendas suele dar mucho de sí por más que, en general, parta de lugares comunes.-

Portada del libro Los mejores relatos de fantasía 1, de varios autores
Edición en español (1987)

Género. Relatos.


Lo que nos cuenta. El libro Los mejores relatos de fantasía 1 (publicación original: Magic for Sale1983) es una antología de relatos fantásticos, con Avram Davison como antologísta y participante, centrados en el concepto de la “tienda extraña que vende cosas todavía más extrañas”, que nos permitirá conocer, entre otros, una figura que permite ver otros mundos, el universo dentro de un pequeño cristal, el don de poder ver fantasmas y hablar con ellos, la mujer más bella del mundo, disfraces que afectan a sus portadores o un coche de segunda mano muy especial.


Mi opinión/Destacado/Potenciales Evocados.


   - Tienda de chatarra (John Brosnan, 1968): trabajo breve, cínico-existencialista, rápido de leer, ilustrativo sobre la naturaleza del hombre.


   - Del tiempo y la Tercera Avenida (Alfred Bester, 1951): relato que no está relacionado con una tienda sino con un bar, y además el escenario es una excusa más, sobre viajes en el tiempo, bastante anticuado pero que todavía se puede leer.


   - Cada cual su botella (John Collier, 1939): otro trabajo anticuado pero que tiene el encanto vintage que en el género se agradece (al menos yo lo hago) y que trata temas que son eternos, aunque lo haga con ironía.


   - Tal como está (Robert Silverberg, 1968): relato entretenido, que ofrece la versión menos “cruenta” y “peligrosa” del autor, con muchos conceptos de fantasía escondidos en sus párrafos y que hace que el lector quiera saber más en todo momento.


   - La capa (Robert Bloch, 1939): muy Bloch pero de la época en la que no tenía que ser explícito y, como no era lo suyo, podía sonar algo acartonado, con un rumbo de trama que se ve venir pronto.


   - Piedra de toque (Terry Carr, 1964): relato que sigue unos derroteros muy diferentes al resto por elegir algo parecido al drama psicológico para afrontar el tema de la antología.


  - Doctor Bhumbo Singh (Avram Davidson, 1982): lo fantástico dentro de lo fantástico, un estilo que parece mucho más antiguo de lo que es, literatura a raudales pero, quizá, más fallido en la parte de entretenimiento que el género debe tener.


   - El héroe es único (Harlan Ellison, 1981): Ellison al fondo de un frente más “fantasmal” de lo que el autor solía trabajar, que ofrece un relato sólido, agradable y muy simbólico.


   - El tritón malasio (Jane Yolen, 1982): curiosidad interesante, que parece una idea de Lovecraft escrita por Kelly Link y “podada” (léase “corregida”) por Brown, muy rápida de leer, entretenida e imaginativa.


  - Bébase entero: contra la locura de masas (Ray Bradbury, 1975): historia “de amor” fantástica “a la Bradbury”, oscura, triste y destacada entre el grupo de relatos de la antología.


  - Elephas Frumenti (L. Sprague de Camp y Fletcher Pratt, 1950): otro de los trabajos que no tiene que ver con una tienda y sí con otro tipo de establecimiento, un bar de nuevo, surrealista en el concepto pero ilustrativo a la hora de plasmar a cierto tipo de personas que todos conocemos (o que, incluso, somos).


  - Tellero Bo (Theodore Sturgeon, 1948): relato anticuado pero interesante en la idea de partida que, por desgracia y para mí, se alarga demasiado para lo que termina siendo su final, de formas rígidas pero del gusto de otras épocas.


   - El huevo de cristal (H. G. Wells, 1897): otro de los trabajos anticuados pero con el respaldo de un grande que dejó su huella en el género, de estilismos que ahora no son comunes, que presenta una historia impactante para entonces pero que ahora ya se ve con cierto sonrojo.


  - La mujer del vestido genético (Daniel Gilbert, 1980): trabajo de género de un autor que, aunque publicó varios, se hizo mucho más famoso en la no ficción, en concreto en la psicología cognitiva y social, muy breve, que mezcla la ciencia ficción con lo fantástico, conseguido, con “mala intención” y un buen cierre para la antología.

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