-Con personajes individuales en medio de escenarios científicos
realistas de escala masiva.-
Edición en español (1992) |
Género. Ciencia ficción.
Lo que nos cuenta. En el libro El mundo al final del tiempo (publicación original: The World at the End of Time, 1990) conocemos a Wan-To, una entidad de plasma inteligente que vive
en el corazón de una estrella G-3 de tamaño mediano quien, a diferencia de otros
como él (o ello), no cree que la materia sólida pueda crear inteligencia. Victor Sorricaine es un joven pasajero en una de las tres naves humanas
interestelares con la misión de poblar nuevos mundos y extender la especie en
la galaxia. La mayoría de los pasajeros, por cuestión de ahorro de recursos,
duermen en criosueño y tienen una edad real mayor de la que aparentan tener.
Mi opinión. Trabajo que, de no haber
querido el autor ofrecer otros rumbos, podría considerarse hasta Hard porque
usa en la trama conceptos que muchas novelas que sí se denominan Hard hubieran
querido para ellas, pero que al singularizar los personajes y sus emociones,
hasta en el caso de la entidad de plasma, al crear una trama en la que hay
sentimientos y, al parecer, cometer algún que otro error de bulto, no se puede
catalogar con tranquilidad en ese subgénero (pero los aficionados al mismo se sentirán cómodos
con su lectura, ya verán), que va de menos a más, que mueve en unos “tiempos”
dilatadísimos y que es un trabajo a reivindicar (en su escala, claro).
Destacado. El uso, en medio de toda la ficción, de muchos
conceptos de Física avanzada.
Potenciales Evocados. En todas las categorías comparativas posibles, nada que ver
con la Saga de los Heechees.