viernes, 12 de junio de 2015

TROYA. Gisbert Haefs

-Lo precioso, sin nervio ni tensión.-

Portada del libro Troya, de Gisbert Haefs
Edición en español (1999)

Lo que nos cuenta. En el libro Troya (publicación original: Troja, 1997) conocemos a Solón, un mercader con veteranía en la guerra y la política a sus espaldas, quien se mueve por unos territorios cuyas fronteras y costumbres han cambiado desde los enfrentamientos en los que participó, llegando a conocer a un sacerdote del templo de Amón con acceso a información, en forma de papiros, marcas en las paredes y cartas, de tiempos pasados cuando Wirudja, conocida también como Wiliusa, Ilión o Troya, se vio inmersa en una guerra contra buena parte de las naciones de la Antigua Grecia.

Mi opinión. Novela que es novela histórica por tantas razones como las que podrían usarse para defender que no lo es en absoluto (la necesidad de recurrir a mucha ficción es la principal, pero no la única), que se aproxima a la tarea suponiendo una geopolítica mediterránea y del Oriente Próximo antiguo bastante interesante y unas razones para el conflicto tan poco prosaicas como muy sensatas, llamativa en lo narrativo por recurrir a los enfoques indirectos y no siempre desde la misma fuente, lleno de pequeñas/grandes libertades en aras de la orientación de la trama y de su exotismo en varios sentidos, de ritmo calmo, ambientes de añoranza casi crepusculares, estilo cuidado y resultados que se alejan de una novela histórica al uso, pero para bien en lo narrativo (y sospecho que para mal en lo comercial).

Destacado. El precio que paga el “entretenimiento” debido al “estilismo”.

Potenciales Evocados. El estilo Haefs por excelencia y atmósferas de Aníbal en concreto; ¿conocen a Simon Scarrow, Bernard Cornwell o Steven Pressfield, por ejemplo? Pues nada que ver, estimados lectores, y prevenidos quedan.

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