lunes, 11 de febrero de 2013

LUCES DEL NORTE. Philip Pullman



-Qué difícil es ver la frontera entre infantes, jóvenes y adultos, especialmente para autores y editores.-

Portada del libro Luces del norte, de Philip Pullman
Edición en español (1999)

Lo que nos cuenta. En el libro Luces del norte (publicación original: Northern Lights, 1995) Lyra, una encantadora niña demasiado revoltosa para el estricto ambiente académico del Jordan College de un Oxford y una Inglaterra muy diferentes a los que conocemos, comienza a recorrer el sendero de la aventura que la llevará a descubrir algunos secretos del mundo en el que vive, a tratar de averiguar quién está haciendo desaparecer a los niños del país y a saber más sobre los padres que nunca conoció. Primer libro de la serie La materia oscura.

Mi opinión. También conocido como La brújula dorada, este libro de estética Steampunk y vocación aventureramente juvenil tiene bastantes ideas que, sin ser originales, sí se combinan con cierto arte para dar lugar a una trama en la que deben suceder muchísimas cosas sí o sí, con diálogos artificiosos en ocasiones, de irregular poder de atracción y que por momentos consigue entretener (palabra con muchas acepciones).

Discutible si es para jóvenes adultos o para infantes con ciertas inquietudes, pero indiscutiblemente no para la generalidad de los adultos, este libro fue acusado de simbolizar y representar negativamente ciertas situaciones y organizaciones, pero ya les digo yo que no lo hace más que otros y sí menos que muchos. Rico en imaginación e ideas, pero las trata de contar todas a la vez mediante un personaje central relativamente bien descrito y una gran cantidad de secundarios de cuyo poliedro solo intuimos una de sus caras, todos arropados por un manto hecho de la fantasía más blanca dentro género, por mucho que se trate de manchar un poquito.

Destacado. Que, si de verdad nos ponemos a buscar simbolismos en libro por deporte, los lectores más malvadamente adultos podrán pasar un rato muy divertido.

Potenciales evocados. Desde el fenómeno (¿literario?) que representó en su momento, mucho más “Harry de Narnia” que “Los juegos del crepúsculo”; un cruce entre Jules Verne y Lisbeth Werner.

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