-La íntima
belleza triste en la procrastinación de uno mismo.-
Lo que nos cuenta. En el libro El desierto de los tártaros (publicación original: Il deserto dei Tartari, 1940) el teniente Giovanni Drogo es destinado a cumplir servicio en la Fortaleza
Bastiani, la última frontera antes del territorio de un enemigo que antaño fue
amenazador pero que hace mucho tiempo que no ha vuelto a mostrarse. La vida en el
lugar es dura y el tiempo parece transcurrir de forma distinta.
Mi opinión.
Novela mucho más “de viaje” (y hacia dentro, por si fuera poco) que “de destino”,
y además mucho más de “sensación” que de “evento”, impregnada en todas sus
páginas de una pátina de irrealidad casi onírica presente que suele ser más
habitual en trabajos que entran en el campo de la fantasía o, más bien, de “lo
fantástico”, de ritmo invisible que se entremezcla con el curioso paso del tiempo
en el escenario entre sus páginas, existencial en muchos planos, simbólica más
allá de la metáfora de la vida en cierto sentido, casi una fábula gris y viva,
extraña y poco común antes y ahora, clásico a reivindicar, muy bella pero que
propone algo que, quizá, no resulte del agrado de todos los lectores y menos si
buscan una trama “al uso”.
Destacado. Creo
escuela, singular o conceptual, y alumnos con los más altos honores literarios.
Potenciales Evocados. Kafka, Márai, Camus y Gabriel García Márquez (en
serio, ahí está, escondido en algunas partes del libro) mezclados de forma
extraña en decorados irreales pero con un fondo muy real desde lo
interior del ser humano.