martes, 4 de agosto de 2015

HORROR 4. LO MEJOR DEL TERROR CONTEMPORÁNEO. Varios autores

-Aunque representativa a la hora de ofrecer trabajos y autores del subgénero, menos potente en su generalidad que volúmenes anteriores de esta serie de antologías.-
Portada del libro Horror 4, de varios autores
Edición en español (1993)

Género. Relatos.

Lo que nos cuenta. El libro Horror 4. Lo mejor del terror contemporáneo (publicación original: Cutting Edge, 1986), con Dennis Etchison como responsable de la selección de los trabajos (y de la introducción que mezcla crónica y ensayo), es una antología de veinte relatos escritos para este volumen que ofrecen distintas aproximaciones al terror y que nos contarán, entre otras cosas, lo que descubre un autor que se infiltra en el mundo de la prostitución con la intención de documentarse para su próximo libro, los asuntos sucios que se resuelven en la Manhattan sobrenatural, las confusiones de una mujer entre su marido y su amante, el descubrimiento del hipnotismo por parte de un muchacho malvado, el trato de un escritor con la Muerte y su incapacidad para cumplirlo, los recuerdos de un soldado que prestó servicio en Vietnam y que está encerrado en un correccional psiquiátrico, las consecuencias del trato que hace una mujer casi sin querer, los efectos de una nueva droga muy especial, una experiencia aterradora en un local londinense o la relación cercana entre un asesino en serie y su amorosa mamá, entre otros temas.

Mi opinión/Destacado/Potenciales Evocados.

     - Almas perdidas (Clive Barker): trabajo bastante breve y rapidísimo de leer, que parece la versión Splatterpunk de lo que podía haber sido una subtrama de Las sucias calles del cielo, pero en versión Barker, claro.

     - Rosa azul (Peter Straub): relato largo, que hace género de una forma bastante personal, pero lograda, a la hora de conseguir su objetivo y que también formó parte de la recopilación de relatos del autor Casas sin puertas, ya reseñada en este blog.

     - El monstruo (Joe Haldeman): trabajo del autor que vuelve a mostrar una de sus obsesiones (la guerra en la que participó lo dejó marcado) y que juega con lo que es real y lo que no, al estilo Philip K. Dick, pero más hemoglobínico.

     - Lagunas (Karl Edward Wagner): relato curioso por el tema y sus recursos en la trama, extraño, pero conseguido en cierto modo.

   - “Pálida, estremecedora juventud” (W. H. Pugmire y Jessica Amanda Salmonson): una trama de fantasmas distinta en la localización, pero igual en el fondo, aunque su ambiente y personajes intenten darle otro toque, toque en el que se ve mucho de uno de los autores).

    - Hilo musical para descuartizadores (Marc Laidlaw): trama que podría ser una (im)posible situación doméstica de la familia Bates, pero desde cierto surrealismo sangriento.

    - Adiós, amor oscuro (Roberta Lannes): trabajo de contenido desagradable (respecto a la trama, no a la narrativa) dentro de parámetros amplios y cuyo final lo hace todavía más desagradable (hay que darle el mérito a la autora por ello).

     - Ahí fuera (Charles L. Grant): horror psicológico porque acabamos suponiendo lo que le sucede al protagonista, aunque no nos lo muestre el autor de forma obvia, y agradable de leer.

     - Pequeñas crueldades (Steve Rasnic Tem): relato “dickiano”, aunque no lo parezca hasta el final, también psicológico, pero por distintas razones al trabajo anterior.

    - El hombre de la azada (George Clayton Johnson): otro trabajo que hace hincapié en lo psicológico, agobiante por momentos, que mezcla muy bien el Apartheid con ideas que luego desarrollaría Neil Gaiman en uno de sus guiones para cómic.

     - Vienen a por ti (Les Daniels): horror post mortem con crimen pasional de fondo, curioso de leer.

     - Vampiro (Richard Christian Matheson): ejercicio narrativo muy poco frecuente en el género, porque usa conceptos y no frases convencionales, abierto a interpretaciones y logrado a mi parecer.

     - Lapsos (Chelsea Quinn Yarbro): interesante trama porque descoloca al lector durante un buen rato pero que, según se acerca el final, se comienza a adivinar.

     - La última piedra (William F. Nolan): enésima revisión de las teorías sobre Jack el Destripador, pero llevadas a la actualidad y al otro lado del océano.

     - Irrelatividad (Nicholas Royle): horror y surrealismo en un relato que cambia de dirección de forma brusca.

     - Las manos (Ramsey Campbell): trabajo que coincide con el anterior respecto a la vivencia de situaciones que van más allá del entorno cotidiano que el protagonista espera encontrarse.

     - La campana (Ray Russell): revisión del trato con el demonio en versión doméstica y confusa.

     - La guadaña (Robert Bloch): trabajo entre el humor negro y la reflexión, en el que un escritor hace un trato que le costará bastante cumplir por mucho que lo intente.

     - Transferencias (Edward Bryant): relato que juega con el lector tanto mediante la narración obtusa (y apropiada) como con el destino que finalmente va tomando la trama.

     - Dolor (Whitley Strieber): horror, sadomasoquistmo, dolor (como el nombre del relato indica) y lo sobrenatural en un trabajo bastante diferente a lo que más fama dio al autor (sus trabajos sobre alienígenas y "visitas") y más parecido, en cierto modo, a su producción más destacada, pero menos exitosa (como El ansia).

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