sábado, 7 de julio de 2018

MUJERES Y MARAVILLAS. Varios autores



-Un concepto de partida sobresaliente y un resultado llamativo.-


Portada del libro Mujeres y maravillas, de varios autores
Edición en español (1977)
Género. Relatos.


Lo que nos cuenta. El libro Mujeres y maravillas (publicación original: Women of Wonder. SF Stories by Women about Women, 1975) es una antología de relatos de ciencia ficción escritos por mujeres, con Pamela Sargent a cargo de la selección y de un estupendo ensayo (Mujeres en la ciencia ficción) que, a modo de introducción y demasiado actual en algunos aspectos de fondo a pesar de que han pasado cuarenta años, analiza la presencia de la mujer en la literatura de “lo fantástico”, tanto desde la perspectiva de escritoras como de personajes. Si hoy en día la disparidad autores/autoras continúa (como en tantas otras profesiones y trabajos), imagínense como era entonces y sorpréndanse, estimados lectores, con lo que ofrecían (por mi parte, solo indicar que, si no me equivoco, todas las autoras ya han tenido algún trabajo reseñado en este blog y varios en el caso de alguna de las escritoras).


Mi opinión/Destacado/Potenciales Evocados.


    - La niña sueña (Sonya Dorman, 1975): poesía, género que no me atrevo a comentar, pero con una clara narrativa en su despliegue que resulta muy atractiva, simbólica y toda una declaración de principios en esta antología.


    - Solo una madre (Judith Merril, 1948): relato que todavía funciona muy bien pero que no sorprende por el tema de fondo ya que ha pasado mucho tiempo en el género y la “escena”, de una u otra manera, se ha visto mucho. Sin embargo, el manejo de la sensibilidad permanece, en mi opinión, intacto, igual que la sensación en el lector de que algo está muy mal pero no sabe qué, en concreto, hasta el final.


    - Contaminación (Katherine MacLean, 1950): a partir de una localización conocida (el planeta que parece virgen pero en el que unos exploradores encuentran a otros humanos ya establecidos), la narración se convierte en un estudio de qué es ser uno mismo mediante unas derivas de trama que, al menos yo, no recuerdo haber visto usadas en otro trabajo de ciencia ficción (al menos en esa forma).


    - Los habitantes del viento (Marion Zimmer Bradley, 1959): relato que lleva el concepto de la madre soltera (cosa que en aquellos tiempos era algo mal visto en muchos lugares) hasta ambientaciones de género con toques feéricos y con momentos incómodos, muy incómodos, y atrevidos de verdad para la época por los temas tabú a los que se aproxima (aunque la vida de la autora pudo permitir que concibiese algo así… pero dejemos el tema porque aquí se intenta hablar de libros, aunque algunas veces…).


    - La nave que cantaba (Anne McCaffrey, 1961): trabajo del que ya hemos hablado aquí.


    - Cuando yo era la señorita Dow (Sonya Dorman, 1966): relato con dos niveles, uno directo sobre alienígenas asexuados cambiaformas que entran en nuestra sociedad por razones crematísticas (algo “atrevidillo” para la época por cosas que pasan en la trama…), y con otro indirecto abierto a interpretaciones de cómo ser humano “enloquece” y “altera” por la enorme cantidad de emociones con las que debemos lidiar.


    - La granja (Kit Reed, 1967): texto que, en lo básico de su concepción de la trama, podía haber sido escrito ayer o serlo mañana (porque trata de una situación que se sigue dando y creo, ojalá me equivoque, seguirá sucediendo), y que además incluye derivas inesperadas y, al final, incluso muy incómodas (para bien, claro, todo resultado de la labor narrativa de la autora).


    - Chica, eras grande (Kate Wilhelm, 1967): otro relato también bastante actual en cuanto al planteamiento del consumo televisivo (exagerado, sí, porque es ciencia ficción, pero muy actual) y también de la “cosificación”, muy desagradable por momentos (mucho, quedan avisados, pero otra vez para bien porque es la autora la que consigue eso), potente y que podría ser la versión de Días extraños que James Tiptree Jr. hubiera escrito.


    - Sexo y/o el señor Morrison (Carol Emshwiller, 1967): trabajo que, en lo personal, me encanta, que se adelantó en muchas cosas a su tiempo (y no tiene que ser la ciencia ficción una de ellas) y del que ya hemos hablado aquí.


    - Mas vasto que los imperios y más lento (Ursula K. Le Guin, 1971): relato que pasa de una versión (todavía más) psicológica de momentos de Viaje interminable a otra cosa que no puedo decir por aquello de los spoilers, muy bien construida respecto a la psique (nunca mejor dicho por cosas que suceden en la trama) de los personajes y de su relación entre ellos.


    - Falso amanecer (Chelsea Quinn Yarbro, 1972): texto que terminó por ser extendido hasta una novela (que no he leído), trama postapocalíptica bastante dura e inmisericorde, casi de horror por momentos, tensa, de muy buen ritmo, con toques Fallout pero mucho más serios.


    - La casa de nadie (Joanna Russ, 1972): utopía (que tapa la distopía que en realidad es) y que le da un nuevo matiz a la diletancia, por mucho que sea una futurista, y también al clasismo.


    - Bruma, Hierba y Arena (Vonda N. McIntyre, 1973): El comienzo de la novela (fix up, en realidad) Serpiente del sueño (tanto en sentido literal como “conceptual” a la vez, postapocalipsis “fantástico” (y lo entrecomillo porque no lo es) de ritmo suave, emociones por todas partes y una más que notable capacidad de inmersión ambiental para el lector.

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