jueves, 13 de abril de 2017

LA EDAD DE ORO DE LA CIENCIA FICCIÓN. VOLUMEN I. Isaac Asimov y otros

-Mirando hacia atrás con añoranza, respeto y un poquito de autobombo.-
Portada del libro La edad de oro de la ciencia ficción. Volumen 1, de Isaac Asimov y otros autores
Edición en español (1976)

Género. Relatos.

Lo que nos cuenta. El libro La edad de oro de la ciencia ficción (publicación original: Before the Golden Age, 1974) es una mezcla de biografía personal y profesional de Asimov con antología de relatos de género, comentados por él mismo con actitudes menos "asimovianas" de lo habitual (pero que podrían incomodar a más de un lector no familiarizado con el ego del escritor), que despertaron las ganas del autor por escribir, en su juventud, al leer la ciencia ficción que publicaban las revistas pioneras en los EEUU (y diría que alguna de sus tramas inspiró otras a él). En el título original deja bien claro, a diferencia del español, que trata del periodo previo a la Edad de Oro de la ciencia ficción y, además, divide el volumen original en dos partes (este, en concreto, hasta 1933).

Mi opinión/Destacado/Potenciales Evocados

   - El hombre que evolucionó (Edmond Hamilton, 1931): relato de uno de los bisabuelos de la ciencia ficción, actual por muchos motivos, que con atmósferas lovecraftianas ofrece un argumento previsible sobre los efectos de las mutaciones en el ser humano, horror pulp muy de la época y lejano a los gustos (y admisiones) actuales.

   - El satélite Jameson (Neil R. Jones, 1931): trabajo pionero en el manejo de los organismos cibernéticos y las técnicas de soporte vital, muchísimo más elaborado en cuanto a la psicología del personaje principal de lo que se estilaba entonces, pero todavía muy por debajo de lo que se suele demandar hoy en día.

   - Submicroscópico (Sterner St. Paul Meek, 1931): relato que imagina universos enteros en los átomos, pero que ofrece la idea llena de Pulp mediante combates peligrosísimos, culturas exóticas, fieras bestias y demás, con la visita de un héroe reducido por la tecnología.

    - Awlo de Ulm (Sterner St. Paul Meek, 1931): continuación del trabajo anterior, con más combates peligrosísimos, más culturas exóticas, más fieras bestias, un nuevo reino y demás.

  - Tetraedros del espacio (P. Schuyler Miller, 1931): más Pulp aventurero, con invasión de unos malvados venusianos (con forma de tetraedro, sí) de por medio, escrito con algo más de soltura y cuidado de lo normal, pero con una propuesta similar a la de los dos relatos anteriores.

   - El mundo del Sol rojo (Clifford D. Simak, 1931): primer trabajo publicado del autor, por lo que tengo entendido (y tardaría cierto tiempo en publicar otro), que usa los viajes en el tiempo para contar una trama de tono más oscuro que el común entonces y, además, un final poco halagüeño que tampoco se estilaba mucho por aquella época.

   - Tumithak de los corredores (Charles R. Tanner, 1931): relato que, como a Asimov, también me llamó mucho la atención cuando lo leí de niño (aunque con bastantes décadas de diferencia respecto a Isaac), de buen ritmo, un argumento mil veces visto (con enemigo venusiano, para variar) ahora y no entonces (ni para mí cuando lo leí), que todavía me genera cariño a pesar de todas sus carencias y que, a lo largo de los años, ha demostrado ser un trabajo leído por bastantes personas que he conocido y que se han acercado a la ciencia ficción de manera marginal, pero que recuerdan el título y la generalidad de la trama aunque haya pasado mucho tiempo.

  - La Era de la Luna (Jack Williamson, 1931): trabajo que mezcla premisas antigravitatorias con el viaje en el tiempo para ofrecer otro relato pulp de aventuras en una Luna plagada de vida, pero con un tono distinto al del resto de los trabajos de la antología, algo oscuro y que marcaría la producción general del conocido escritor.

    - El hombre que despertó (Laurence Manning, 1933): una versión más moderna de La máquina del tiempo, con puntos de partida distintos y con una estructura narrativa similar (aunque con más escenarios futuristas), varias ideas novedosas y alguna imagen que luego otros usaron, anticuado (pero meritorio) y más si se tiene en cuenta que el autor, en muy pocos años, se retiró de la escritura de género para centrarse en su vida personal.

   - Tumithak en Shawm (Charles R. Tanner, 1933): más aventuras de Tumithak, ya con menos gancho y encanto, pero mayor alcance en el trasfondo de la trama, que bien pudo inspirar Campo de batalla: la Tierra.

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