-Un concepto de
partida sobresaliente y un resultado llamativo.-
Edición en español (1977) |
Género. Relatos.
Lo que nos cuenta.
El libro Mujeres y maravillas (publicación original: Women of Wonder. SF
Stories by Women about Women, 1975) es una antología de relatos de ciencia ficción escritos por mujeres, con Pamela Sargent a cargo de la
selección y de un estupendo ensayo (Mujeres en la ciencia ficción) que, a modo de introducción y demasiado
actual en algunos aspectos de fondo a pesar de que han pasado cuarenta años, analiza
la presencia de la mujer en la literatura de “lo fantástico”, tanto desde
la perspectiva de escritoras como de personajes. Si hoy en día la disparidad
autores/autoras continúa (como en tantas otras profesiones y trabajos),
imagínense como era entonces y sorpréndanse, estimados lectores, con lo que ofrecían
(por mi parte, solo indicar que, si no me equivoco, todas las autoras ya han
tenido algún trabajo reseñado en este blog y varios en el caso de alguna de las
escritoras).
Mi opinión/Destacado/Potenciales
Evocados.
- La niña sueña
(Sonya Dorman, 1975): poesía, género que no me atrevo a comentar, pero con una
clara narrativa en su despliegue que resulta muy atractiva, simbólica y toda
una declaración de principios en esta antología.
- Solo una madre
(Judith Merril, 1948): relato que todavía funciona muy bien pero que no sorprende
por el tema de fondo ya que ha pasado mucho tiempo en el género y la “escena”,
de una u otra manera, se ha visto mucho. Sin embargo, el manejo de la
sensibilidad permanece, en mi opinión, intacto, igual que la sensación en el
lector de que algo está muy mal pero no sabe qué, en concreto, hasta el final.
- Contaminación
(Katherine MacLean, 1950): a partir de una localización conocida (el planeta
que parece virgen pero en el que unos exploradores encuentran a otros humanos
ya establecidos), la narración se convierte en un estudio de qué es ser uno
mismo mediante unas derivas de trama que, al menos yo, no recuerdo haber visto
usadas en otro trabajo de ciencia ficción (al menos en esa forma).
- Los habitantes
del viento (Marion Zimmer Bradley, 1959): relato que lleva el concepto de la
madre soltera (cosa que en aquellos tiempos era algo mal visto en muchos
lugares) hasta ambientaciones de género con toques feéricos y con momentos
incómodos, muy incómodos, y atrevidos de verdad para la época por los temas
tabú a los que se aproxima (aunque la vida de la autora pudo permitir que
concibiese algo así… pero dejemos el tema porque aquí se intenta hablar de
libros, aunque algunas veces…).
- La nave que
cantaba (Anne McCaffrey, 1961): trabajo del que ya hemos hablado aquí.
- Cuando yo era
la señorita Dow (Sonya Dorman, 1966): relato con dos niveles, uno directo sobre
alienígenas asexuados cambiaformas que entran en nuestra sociedad
por razones crematísticas (algo “atrevidillo” para la época por cosas que pasan
en la trama…), y con otro indirecto abierto a interpretaciones de cómo ser
humano “enloquece” y “altera” por la enorme cantidad de emociones con las que
debemos lidiar.
- La granja (Kit Reed, 1967): texto que, en lo básico de su concepción de la trama, podía haber
sido escrito ayer o serlo mañana (porque trata de una situación que se sigue
dando y creo, ojalá me equivoque, seguirá sucediendo), y que además incluye
derivas inesperadas y, al final, incluso muy incómodas (para bien, claro, todo
resultado de la labor narrativa de la autora).
- Chica, eras
grande (Kate Wilhelm, 1967): otro relato también bastante actual en cuanto al
planteamiento del consumo televisivo (exagerado, sí, porque es ciencia ficción,
pero muy actual) y también de la “cosificación”, muy desagradable por momentos
(mucho, quedan avisados, pero otra vez para bien porque es la autora la que
consigue eso), potente y que podría ser la versión de Días extraños que James Tiptree Jr. hubiera escrito.
- Sexo y/o el
señor Morrison (Carol Emshwiller, 1967): trabajo que, en lo personal, me
encanta, que se adelantó en muchas cosas a su tiempo (y no tiene que ser la
ciencia ficción una de ellas) y del que ya hemos hablado aquí.
- Mas vasto que
los imperios y más lento (Ursula K. Le Guin, 1971): relato que pasa de una versión
(todavía más) psicológica de momentos de Viaje interminable a otra cosa que no
puedo decir por aquello de los spoilers, muy bien construida respecto a la
psique (nunca mejor dicho por cosas que suceden en la trama) de los personajes
y de su relación entre ellos.
- Falso amanecer
(Chelsea Quinn Yarbro, 1972): texto que terminó por ser extendido hasta una
novela (que no he leído), trama postapocalíptica bastante dura e inmisericorde,
casi de horror por momentos, tensa, de muy buen ritmo, con toques Fallout pero
mucho más serios.
- La casa de
nadie (Joanna Russ, 1972): utopía (que tapa la distopía que en realidad es) y
que le da un nuevo matiz a la diletancia, por mucho que sea una futurista, y
también al clasismo.
- Bruma, Hierba y
Arena (Vonda N. McIntyre, 1973): El comienzo de la novela (fix up, en realidad) Serpiente del sueño (tanto en sentido
literal como “conceptual” a la vez, postapocalipsis “fantástico” (y lo
entrecomillo porque no lo es) de ritmo suave, emociones por todas partes y una
más que notable capacidad de inmersión ambiental para el lector.