lunes, 10 de diciembre de 2018

CANALLAS. Varios autores



-Muy variada, muy irregular, muy nutrida, muy inestable.-


Portada del libro Canallas, de varios autores
Edición en español (2018)
Género. Relatos.


Lo que nos cuenta. El libro Canallas (publicación original: Rogues, 2014) es una antología de relatos sobre la figura del canalla (en un sentido muy amplio y, en mi opinión, sin mucho sentido en algún caso concreto), seleccionados por el recientemente fallecido Gardner Dozois y George R. R. Martin (que además es responsable de la introducción, participa con un texto y selecciona varios escritos por amigos  suyos de toda la vida), todos publicados por primera vez en este volumen y que nos permitirán conocer, desde la óptica de muchos subgéneros distintos, cosas como el montaje y/o la ejecución de más de una estafa, el robo de una calle, la suerte de un objeto que pasa por diferentes manos, películas que parecen no existir o la amenaza de una criatura acuática, entre otros asuntos.


Mi opinión/Destacado/Potenciales Evocados.


   - Tiempos duros siempre (Joe Abercrombie): regreso al Círculo del mundo de la mano de muchos personajes nuevos, no todos porque alguno aparece en Filos mortales, narrado con ese toque socarrón especial de Abercrombie y con una técnica que recuerda a un pasaje de Los héroes pero más desarrollada.


   - ¿A qué te dedicas? (Gillian Flynn): interesante (e inquietante) relato, con un juego atractivo de ritmos, atmósferas y tramas junto a giros de tuerca de varias clases.


   - La posada de las siete bendiciones (Matthew Hughes): trabajo con tonos de la trama de Cugel en La tierra moribunda pero menos socarrón y, por el contrario, con tendencia a rumbos más “chapoteantes” y “verdes”.


   - El árbol torcido (Joe R. Lansdale): aventura de Hap y Leonard (no he leído otras, pero sí he visto la primera temporada de la serie de televisión) clavadita a lo que ofrece la saga.


   - Bruna Enaguas (Michael Swanwick): estafa y picaresca en un trasfondo que mezcla la ciencia ficción, la fantasía, el humor irónico y, casi, casi, el surrealismo serio.


   - Procedencia (David W. Ball): arte robado, nazis, coleccionismo, delincuentes y más exposición que narración.


   - Los turbulentos años veinte (Carrie Vaughn): fantasía urbana con unos tonos que podrían recordar a la saga de Cassandra Palmer en versión vintage, seria y menos “picantona”, y que parece una mera introducción a algo mayor.


   - Un año y un día en la antigua Theradane (Scott Lynch): tendencias de la saga de Los caballeros bastardos en todos los aspectos del texto, pero en otro universo narrativo (o eso parece) y con otros personajes distintos.


   - Dura como el metal (Bradley Denton): protagonista con doble vida, robo de instrumentos musicales, circunstancias poco comunes (por no decir “improbables”) y un texto alargado para lo que en realidad cuenta.


   - Metal pesado (Cherie Priest): detective de lo oculto con un físico llamativo, en un texto más anecdótico que otra cosa.


   - El significado del amor (Daniel Abraham): trama de fondo romántico (no se asusten, lectores) y frente fantástico, de buen rimo y narrada con esa clase de sencillez que, por lo general, implica mucho trabajo.


   - Una forma mejor de morir (Paul Cornell): ciencia ficción fantástica, de ritmo y extensión discutibles, con un protagonista que parece la versión seria y madura de Jerry Cornelius.


   - Mal vistos en Tiro (Steven Saylor): homenaje a Leiber y dos de sus personajes más conocidos en una trama de ficción histórica con situaciones que la encajan en la antología.


   - Una carga de marfiles (Garth Nix): fantasía de acción, humor, brujería y control de dioses peligrosos, de alto ritmo y trama simpática.


   - Diamantes de tequila (Walter Jon Williams): aires a Don Winslow descafeinados en una trama contemporánea pero exagerada, muy exagerada, debido a las capacidades, actitudes y decisiones del protagonista, uno bastante especialito.


   - La caravana a ninguna parte (Phyllis Eisenstein): relato del bardo que puede teletransportarse y del que volveremos a hablar el próximo año en el blog, escrito con cuidado, sensibilidad y calidez para ofrecer una trama muy humana.


   - El curioso caso de las esposas muertas (Lisa Tuttle): trama que podríamos ver como un pastiche de Sherlock Holmes desde perspectivas femeninas y un resultado algo insípido.


   - Cómo el marqués recuperó su abrigo (Neil Gaiman): relato agradable, con referencias a Neverwhere en un texto también podría transcurrir en el trasfondo oculto (a ojos del lector, quiero decir) de Jonathan Strange y el señor Norrell.


   - Una tarde de cine (Connie Willis): trabajo alargadísimo y muy repetitivo en conceptos para lo que no deja de ser una mera anécdota, de discutible encaje en la antología pero que transcurre dentro de un trasfondo distópico que parece aprovechable y atractivo.


   - El árbol del relámpago (Patrick Rothfuss): trama que ofrece más datos de un personaje de Crónica del asesino de reyes, Bast, agradable, suave pero inmisericorde, que sugiere muchas cosas en lugar de decirlas y que funciona igual de bien como texto independiente.


   - El príncipe pícaro o el hermano del rey (George R. R. Martin): ficticio ensayo “histórico” ambientado en Canción de hielo y fuego, que recorre la figura de Daemon Targaryen desde los datos de las distintas fuentes (y sus distintas opiniones) y que, diría yo, bien podría formar parte del texto del nuevo libro de Martin, Fuego y sangre (aunque no sé si de su primer volumen o del segundo).

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